Si utilizas la misma brocha o pincel para aplicar todos tus productos de belleza, te estás equivocando. Aquí te contamos cómo y para qué se usan estos distintos utensilios.
- Para los polvos. Necesitas una brocha es muy suave y con forma cónica que permita que el polvo se deslice por el rostro de manera uniforme. ¿Cómo hacerlo? Aplica el producto a toquecitos y después esparce por el rostro.
- Para el contorno. Debe ser una brocha plana y compacta, ideal para resaltar los contornos de la cara con polvo o crema. Marca ligeramente las zonas del contorno y difumina en pequeños círculos, desde dentro hacia fuera.
- Para el colorete. Esta brocha de maquillaje es compacta pero suave y termina con forma redondeada. ¿Cómo aplicar el producto? Sonríe y aplica una pequeña cantidad de colorete en las mejillas. Y sin dejar de sonreír, difumina ligeramente desde adentro hacia afuera sin extender a otras zonas.
- Para las sombras. Necesitas un pincel pequeño y compacto, pero muy suave y terminado en forma cuadrada. Aplica el color y difumina después barriendo ligeramente. Para un difuminado más amplio, utiliza una brocha más ligera.
- Para delinear y corregir. Esta brocha de maquillaje debe ser compacta y plana, perfecta para trabajar con más precisión. Permite corregir imperfecciones del delineado, difuminar y es ideal para la línea de pestañas inferiores. ¡Truco! También puedes maquillar tus cejas con esta brocha y conseguir un resultado muy natural.