El estrés se produce como respuesta a una presión externa o interna, generando tensión física y emocional. En pequeñas dosis resulta positivo y nos motiva a lograr los objetivos. No obstante, cuando es excesivo o no se controla de manera adecuada, puede provocar problemas de salud.
Al producir más cortisol, norepinefrina y adrenalina, hormonas que disminuyen las reservas de vitamina B, se ve afectado el sistema inmune. Además, el cuerpo se siente en alerta máxima todo el tiempo, por lo que se va debilitando y acumulando efectos negativos que pueden terminar en enfermedades.
¿A qué zonas del cuerpo afecta el estrés?
- La piel: Se provoca un desajuste entre las hormonas que incrementa la respuesta inflamatoria del cuerpo, lo cual puede causar obstrucción de los poros y formar sarpullido, acné, manchas o comezón.
- La boca: Al debilitarse el sistema inmune disminuye la producción de saliva, atacando directamente dientes y encías, además de producirse sensibilidad dental. También puede ser el causante del “bruxismo”, que consiste en apretar los dientes o hacerlos rechinar sobre todo en el momento de descanso.
- El aparato digestivo: Las personas con ansiedad suelen experimentar malestar en el estómago, ya que el proceso digestivo está relacionado con el sistema nervioso central. Puede desencadenar en enfermedades como síntomas del intestino irritable, gastritis, estreñimiento, diarreas o reflujo.
- El corazón: Los constantes episodios de estrés pueden causar un importante riesgo de problemas cardiovasculares, así como el colesterol alto, presión arterial y problemas de circulación. Sufrir estrés aumenta el nivel de hormonas en la sangre, lo que puede dañar al corazón y también se acelera el ritmo cardíaco de manera considerable, aumentando la velocidad para transportar la sangre.
- Los músculos: La tensión muscular es el síntoma más común. Puede afectar a zonas como la espalda, el cuello o los hombros. Los nervios se encuentran más rígidos, se contraen los músculos y se comprimen las vértebras, causando rigidez muscular y dolor.
Síntomas psíquicos y físicos del estrés
Cansancio excesivo, tensión, irritabilidad, problemas de concentración, angustia y problemas para conciliar el sueño son sólo algunos de los síntomas psíquicos que pueden padecer las personas que sufren estrés en general o por una situación en concreto.
Los síntomas físicos se manifiestan en boca seca, aumento de la frecuencia cardíaca, contracturas, rigidez muscular, problemas para respirar y/o manos sudorosas.
Al sufrir episodios de estrés, se recomienda realizar ejercicios y practicar técnicas de relajación como yoga, Tai Chi y meditación. Además de mantener una actitud positiva siempre.