Aumentar los niveles de colesterol bueno (con lipoproteínas de alta densidad) y proteger contra las enfermedades cardiovasculares y metabólicas son algunos de los beneficios que trae una dieta rica en quesos. ¡Sí, aunque no lo creas!, pues así lo asegura un nuevo estudio de la Universidad de Copenhague, Dinamarca.
Los investigadores daneses condujeron pruebas con 139 adultos durante dos semanas para entender de qué manera puede afectar al organismo el consumo de queso entero. Posteriormente, fueron divididos en 3 grupos: al primero se le pidió que comiera 80 gramos al día de queso normal con grasa; al segundo, se le prescribió 80 gramos de queso reducido en grasa. Y al tercero, se le indicó que no comiera nada de queso, pero sí 90 gramos de jamón y mermelada.
¡Sorprendente! El informe publicado en la revista «American Journal of Clinical Nutrition» reportó que ninguno de los participantes de los tres grupos experimentó cambios en sus niveles de colesterol malo (con lipoproteínas de baja densidad). Mientras que los que comieron quesos con toda su grasa sí mostraron un aumento en los niveles de colesterol bueno.
Pero eso no es todo, una investigación reciente realizada en Japón encontró que incluirlo en la dieta ayuda a prevenir la acumulación de grasa en el hígado y que tiene el potencial de mejorar los parámetros de lípidos en la sangre, que indican el nivel de riesgo de enfermedad cardíaca.
¿Y ahora, comerás sin culpas?