Los científicos trataron de responder a la pregunta de por qué ocurren los divorcios. Para encontrar la respuesta, analizaron datos demográficos suecos y revelaron que «las personas adoptadas se asemejan a sus padres y hermanos biológicos -pero no adoptivos- en sus historias de divorcio”.
«Encontramos pruebas sólidas de que los factores genéticos explican fundamentalmente la transmisión intergeneracional del divorcio», señaló Jessica Salvatore, autora principal del estudio.
Kenneth Kendler, profesor de psiquiatría y otro de los líderes de la investigación, apuntó que la causa genética supone un hallazgo significativo y que todos los estudios apuntaban a que “el divorcio se transmite de generación en generación de manera psicológica”.
Al reconocer el papel de la genética en transmisión intergeneracional del divorcio, los terapeutas podrían identificar mejor sus objetivos al analizar la familia de las parejas en dificultades y así poderlos ayudar de una mejor manera.
Con este estudio, los investigadores recomiendan a los terapeutas que trabajan con parejas “problemáticas”, centrarse en los rasgos de personalidad que provocan el divorcio genéticamente, como por ejemplo los altos niveles de emotividad negativa o la incapacidad para racionalizar las emociones.