Solo dos cucharaditas de sal al día dañan el corazón, concluye un nuevo estudio de la Universidad de Harvard. Según el informe, publicado la semana pasada en el “Journal of the american college of cardiology”, una ingesta de sodio superior a 3.7 g/día se asocia con la disfunción cardíaca.
La investigación analizó la relación entre la ingesta de sodio y los resultados cardíacos en 2.996 personas con una edad promedio de 49 años, de las cuales el 54% padece hipertensión.
Y los resultados determinaron que superar la cifra de 3.7 g/día contribuye a un remodelamiento cardíaco adverso, a una peor tensión arterial sistólica y a una mayor velocidad diastólica.
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Sin embargo, desde el mismo estudio advierten que la extrapolación es aplicable especialmente para pacientes hipertensos: “El alto contenido de sodio en la dieta podría no causar tensión miocárdica y velocidades anormales. Más bien, puede ser un marcador para un paciente de alto riesgo con malos hábitos alimenticios en general”.
Según el cardiólogo Fernando Fabra Utray, un organismo sano tiene mecanismos fisiológicos complejos para regular un aumento en la ingesta de sodio y los problemas que se derivan de ello, ya sea retención de líquidos, aumento del espacio intravascular y aumento de la tensión arterial.
“El problema se produce cuando estos mecanismos fallan. Entonces, debemos restringir la sal para no padecer estas consecuencias”, agregó.
Y si hay un detonante por excelencia que debilita estos mecanismos, es el paso del tiempo. “Con la edad se produce un endurecimiento fisiológico de las arterias (arteriosclerosis) que hace que la tensión arterial suba y que nos fuerza a restringir la sal para normalizar la tensión arterial. Si nuestra presión es de más de 130 sobre 80, debemos prestar atención a ello”, comenta el especialista.