A fines del año pasado Camila Recabarren decidió irse a vivir al norte del país, específicamente en Horcón, en la provincia de Huasco. Esta decisión, según explicó en aquel entonces, era para darle una mejor calidad de vida a su hija Isabella y concretar otros proyectos personales.
La ex chica reality ha compartido diversas postales de su nueva vida, mostrando también los paisajes que ofrece el norte chileno, donde tiene una vida más libre y relajada que le ha servido bastante en estos tiempos de cuarentena.
Camila vive en una zona libre del virus, por lo que ha realizado su vida de forma normal pero siguiendo las precauciones necesarias a la misma vez.
En entrevista a La Cuarta, la modelo contó sobre cómo toma la gente de la zona la pandemia. «La gente está asustada, pero es responsable. Aquí la vida pareciera que siempre ha sido muy tranquila. Están felices, porque no hay ningún caso, y los que hubo ya se recuperaron. Entonces, es impagable tener esta sensación», expresó.
Además, explicó que se mantiene informada con la radio de la localidad y también por las autoridades. “Acá todos se conocen, la información es buena. Existen dos negocios en Horcón (Coquimbo), entonces, pueblo chico y las noticias vuelan. Además, el alcalde es súper buen comunicador y la radio informa harto, es súper escuchada acá y eso ayuda mucho a la comunidad”, dijo.
Agregó que ella usa mascarilla cuando debe salir a realizar algunas compras o trámites, aunque en el pueblo se ve de todo y algunos no usan, pero existe “mucho distanciamiento social”.
La salud en el norte
Aunque la pandemia está controlada en la localidad donde reside Camila, sí reveló que el acceso a la salud es un tanto complicado en esa zona. De hecho, el único consultorio que hay está cerrado por falta de insumos.
“Acá estamos perdidos, cuando aparecen casos de coronavirus o urgencias, se debe volar a Vicuña (que es como una hora mínimo) y de ahí te derivan a La Serena o Coquimbo”, denunció.
En cuando al abastecimiento, comentó que los negocios están funcionando sin problemas. «Hay de todo y la gente es súper calmada cuando va a comprar. Aquí las personas saben vivir con lo justo o con lo que pueden comprar, aparte, tienen frutas, verduras y animales en sus casas», sentenció.