El calentamiento global es una realidad y lamentablemente se deben hacer cambios en cómo se gestionan lo recursos de la tierra y los alimentos que se consumen.
Esto porque de acuerdo a un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) lanzado este pasado jueves, la seguridad alimentaria, la salud y la biodiversidad están en peligro.
El informe señala que el crecimiento de la población global y los cambios en los patrones de consumo, han provocado tasas de uso de la tierra y el agua sin precedentes. Esto pide un cambio urgente en los hábito agrícolas y alimenticios.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU estipuló en el informe que cambios en la dieta (incluir alimentos de origen vegetal y alimentos sostenibles de origen animal) ayudarían a liberar millones de kilómetros cuadrados de tierra para 2050, reduciendo también toneladas de dióxido de carbono.
Este grupo de la ONU estableció que el aumento en la temperatura del aire en la superficie de la Tierra ya es el doble de la temperatura media mundial, lo que ha provocado más olas de calor, sequías, fuertes lluvias, degradación y desertificación.
Además, la agricultura, silvicultura y otras actividades que usan la tierra representaron el 23% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero emitidas por el hombre desde 2007 a 2016. Incluyendo la pre y post producción del sistema alimentarios, esta emisión aumenta al 37%.
Problema alimentario
Por otro lado, el informe adelanta que para 2050 habría un aumento de precios en los cereales, lo que provocará un aumento en los precios de alimento a nivel general, provocando inseguridad alimentaria o hambruna.
Esto se suma a que los fenómenos metereológicos extremos seguirán en alza y alterarán las cadenas alimenticias. Consecuentemente, habrá pérdida de cosechas, lo que ya ocurre en el mundo. De hecho, se desperdicia un tercio de los alimentos producidos al año.
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Finalmente, los expertos recomiendan que la población empiece a concientizarse y cambiar hábitos. Uno de ellos es reducir la cantidad de basura que producimos, además de tomar conciencia de lo que estamos comiendo y cómo se produce.
Joao Campari, líder global de la Práctica de Alimentos en WWF International explicó que: «Los consumidores deben ser conscientes de que lo que eligen para comer no nace en un plato. Hay trabajo invertido; hay recursos naturales involucrados».