En estos tiempos de cuarentena, varios han aprovechado las redes sociales para compartir un poco más sobre su vida, siendo los Instagram live los favoritos de muchos chilenos.
En estas entrevistas en línea, varias celebridades incluso han confesado información sobre sus vidas que rara vez han comentado en televisión. Uno de ellos fue Bruno Zaretti, quien reveló un íntimo momento en una conversación con el periodista Hugo Valencia en su programa online «Un Café con Hugo».
El brasileño habló de sus años en Chile, sus relaciones amorosas, y los cambios económicos que ha tenido a raíz de la cuarentena. Es sabido que una fuerte importante de sus ingresos proviene de los eventos que realizaba semana a semana por todo Chile, así como de su trabajo como influencer, los cuales se han visto fuertemente golpeados por la actual crisis sanitaria mundial.
“Estoy trabajando con Instagram porque tengo algunas marcas que me pagan pero la industria cagó, la industria está muerta. Yo además de mis shows tengo mi productora independiente y es complicado, sigo pagando dos sueldos y es complicado, yo veo que ahora va a venir un golpe muy grande en la economía y debemos estar fuertes», expresó.
Y agregó: «También es adaptarse, vivo solo y soy bueno para gastar, ahora debo poner en el panorama la situación actual de que no puedo gastar las millonadas que gastaba antes, debo aterrizar y adaptarme a la situación».
La confesión de Bruno
Sin embargo, uno de los temas que más sorprendió en la conversación, fue cuando Hugo Valencia le preguntó por la experiencia negativa que eliminaría de su vida.
“Cuando mi padre falleció fue de las experiencias más terribles de mi vida, verlo muerto antes de que estuviera en un cajón. Yo estuve ahí en una mesa de cirugía en el hospital junto a mi madre y mis dos hermanos. Fue terrible, fue una experiencia que yo hasta la fecha, cuando me voy a dormir, me acuerdo de esa sensación de ver a mi viejo ahí”, recordó.
Este triste episodio ocurrió en 2015 cuando Bruno tenía 29 años. En ese entonces el bailarín vivía en México y viajaba regularmente a Brasil debido a las complicaciones de salud de su padre, quien tenía una diabetes crónica. “Cuando mi padre llegó con un paro cardíaco al hospital, no me dejaron pasar, entonces cuando me pararon yo estaba inconsciente, partí la puerta y entré igual para estar los últimos minutos con mi viejo porque yo tenía la sensación que se iba. Vi cómo estaban reanimando a mi viejo y ahí ya supe que se iba, fue terrible esa experiencia, no se la deseo a nadie”, agregó.
Y finalizó: “Mi padre siempre fue independiente, un tipo guapo, siempre fue con un carácter y personalidad única y verlo todo jodido, que ya no hablaba, que ya no veía, verlo así destruido también era terrible. El proceso fue muy cansador, estábamos con esa angustia, pero cuando finalmente descansó fue horrible, muy complicado”.