Es importante identificar el tipo de caspa que padeces, ya que en función de si es grasa o seca, el tratamiento será diferente. Esta afección tan frecuente se debe a una dermatitis seborreica de la piel a menudo agravada por la proliferación de un hongo.
Recuerda que la caspa aparece después de la pubertad y puede durar toda la vida, agravándose en los momentos de estrés o cansancio.
¿Cómo diferenciar la caspa?
Distinguimos dos tipos de caspa en función de su estructura y de su adherencia al cuero cabelludo: La caspa seca, que es fina y se separa del cuero cabelludo (generalmente seco), y la caspa grasa, que se se adhiere y provoca picor.
Características de la caspa seca : La caspa seca, pequeña y muy blanca, no se adhiere al cuero cabelludo y es la que cae como nieve sobre los hombros cuando te peinas. Suele estar poblada de microorganismos parásitos y hongos minúsculos que acentúan el picor del cuero cabelludo.
¿Cómo tratarla? Cuando es fina y seca, un simple champú anticaspa puede ser la solución.
Características de la caspa grasa: La caspa grasa es mucho más gruesa que la seca, porque se apelmaza gracias a la grasa del cuero cabelludo que actúa como pegamento. Por lo tanto, la caspa grasa queda adherida a la zona, formando una especie de barro compacto que asfixia al cuero cabelludo y provoca, a la larga, la caída del cabello. Cuanto más fuerte sea el flujo seborreico, mayor será la asfixia de la epidermis.
¿Cómo tratarla? Cuando la caspa se vuelve grasa y es cada vez más visible, es necesario un tratamiento específico. En esa línea, los champús dermatológicos ayudan a mejorar sensiblemente el aspecto del cuero cabelludo.