Trabajar en el amor propio, la autoestima y la confianza, es un desafío para muchas mujeres quienes por años se han visto rodeadas de altos estándares de belleza que no pueden alcanzar.
Con la llegada de las redes sociales y el lanzamiento de filtros, que permiten mejorar el aspecto físico con un solo toque, también se ha incrementado la inseguridad y la ansiedad por cómo lucimos tanto en las mujeres adultas como las niñas.
Una investigación realizada por el Programa para la Autoestima de Dove demuestra el daño que ha causado la auto-distorsión digital y la presión por las apariencias en redes sociales en la autoestima de las niñas.
Así lo comprueban los datos. El 80% de las niñas de 13 años ha usado un filtro o una aplicación para cambiar su imagen física, mientras que el 32% de ellas siempre cambia algo de su apariencia antes de compartir una imagen. Algo tan simple como un filtro de una red social se ha convertido en la parte diaria del 52% de las niñas encuestadas.
Para Pamela Larraín, psicóloga clínica acreditada y especialista Infanto Juvenil y Adultos, el trabajo de los padres es fundamental en la niñez, ya que la autoestima es la «internalización del amor y buen trato de los papás hacia los hijos». Esto se construyen en base a una relación de amabilidad y respeto que le permitirá a los niños sentirse seguros.
«Debemos prestar atención como papás al discurso que tenemos hacia nuestros hijos, qué le decimos, cómo se lo decimos. Porque ese será el discurso que ellos luego tendrán así mismos. Será la propia voz del niño», asegura la especialista con más de 10 años de experiencia clínica. En ese sentido es importante evitar conversaciones críticas y llenas de etiquetas, porque el pequeño se irá formando una idea negativa de sí mismo.
Inseguridad entre sus pares
Las citas de la investigación realizada por la Programación para la Autoestima de Dove revela que el 29% de las niñas se sienten menos hermosas tras ver las fotos de sus amigas en redes sociales. Y de 1 de cada 5 ha faltado al colegio por los comentarios negativos que ha recibido a través de las diferentes aplicaciones.
Esto ha generado que las niñas solo quieran publicar fotos donde salgan perfectas, lo que ha llevado a que el 77% de ellas trate de cambiar u ocultar alguna parte de su cuerpo antes de compartir una imagen. Mientras que el 47% prefiere no publicar nada cuando se sienten insatisfechas por su apariencia.
Lamentablemente el 52% de las niñas pasan entre 10 y 30 minutos editando sus fotografías. Una cifra que demuestra que mientras más tiempo gastan las adolescentes en modificar su apariencia, más baja autoestima tienen.
¿Cómo hacer de las redes sociales un espacio positivo, diverso y alentador?
El Programa para la Autoestima de Dove se preocupa desde 2004 en trabajar en la autoestima de niñas, niños y jóvenes en todo el mundo. La idea es replantear el concepto de belleza como una fuente de confianza, y no una forma de ansiedad.
Entre las metas más importantes que Dove tiene es alcanzar en 2030 a 250 millones de niñas, niños y jóvenes a través de los diversos programas educativos. Esto permitirá entregar mejores herramientas para mejorar la autoestima y seguridad de ellos, sin recurrir a la distorsión digital para sentirse valiosos.
Tras el estudio, el 68% de las niñas dice que se preocupará menos por la forma en la que se ve, mientras que el 61% desea que el mundo se preocupe más por quiénes son qué por cómo lucen.
«La base de la autoestima está en la infancia, en cómo nos trataron y cuán amados nos hicieron sentir. Si yo recibí un buen trato, si fueron cuidadosos conmigo, lo más probable que luego yo me trate bien y también sea cuidadosa conmigo misma», nos explica la psicóloga Pamela Larraín.
¿Cómo construir una mejor autoestima?
La especialista en Infanto Juvenil y Adultos nos entrega diferentes recomendaciones.
- Identificar los pensamientos y discursos negativos acerca de nosotros mismos. Esto nos permitirá cambiar el diálogo interno por uno más compasivo y amable.
- Entender que no existe la perfección, que somos suficientes tal cual somos. Así podremos bajar las exigencias que tenemos, reconocer con mayor facilidad nuestros logros y esfuerzos, y también ser más realistas con las demás personas.
- Trabajar en el autoconocimiento para aceptarnos, identificando nuestras virtudes, capacidades y fortalezas.
- Finalmente, aprender a establecer límites hacia otras personas o situaciones que no nos hagan sentir bien. Elegir las relaciones y espacios donde nos sentimos protegidas y respetadas. Así podremos «ir trabajando en estos espacios de autocuidado, super importantes para ir conectándonos con uno e ir funcionando más sanamente».