La clásica receta para preparar el arroz es dos tazas de agua por una de arroz. Y lo cocinamos hasta que el líquido se haya evaporado.
Hasta ahí nada raro. ¿Pero sabes que el arroz viene contaminado con arsénico? Este es un elemento natural presente en el agua y el suelo, que contamina este cereal mientras crece en el campo. Particularmente el arsénico inorgánico (iAs) es considerado como carcinógeno de categoría 1 por la Unión Europea. El arroz tiene entre 10 y 20 veces más de arsénico que otros cereales.
El problema es que las trazas de arsénico no se eliminan cuando se cocina. En el programa «Trust me, I’m a doctor» («Confía en mí, soy doctor») de la BBC, Andy Meharg, profesor de ciencias biológicas de la Universidad de Queens en Belfast, realizó un experimento con tres formas de cocinar el arroz.
Con el clásico método, de dos tazas de agua por una de arroz, este cereal queda con altos niveles de arsénico.
Luego utilizó cinco partes de agua y una de arroz, lavando el exceso de agua. Con esto los niveles de arsénico se redujeron a la mitad.
Y en el tercer método, remojó el arroz durante la noche previa a cocinarlo, luego lo lavó y enjuagó hasta que el agua estuvo limpio, para luego hervirlo en una olla con una proporción de 5 partes de agua por una de arroz. Así, los niveles de arsénico se redujeron 80%.
Otro dato importante que entregó el investigador es que el arroz Basmati sería la variedad que contiene niveles más bajos de arsénico y el arroz integral tendría más concentración de este elemento en comparación al arroz blanco.