¿Le has dicho alguna vez algo a tu hijo de lo que después te arrepentiste? La rabia podría desencadenar miles de palabras que no sientes hacia ellos. Debes tener cuidado, ellos son como una esponja y hasta la palabra más mínima podría hacerles daño.
Con pequeños cambios y considerando siempre el bien estar de ellos, puedes crear una relación de amor, protección y confianza.
Las siguientes frases son algunas de las peores que le puedes decir a tus pequeños y que pueden ir más allá de lo que crees:
-“No haces nunca nada bien”
A nadie le gusta oir eso, ni siquiera a los más grandes. Entonces, ¿te imaginas lo desagradable que debe sentir un niño inocente al escuchar esto? Si tu hijo cometió un error, respira profundo y piensa que él es lo más importante.
-“Me gustaría que fueras más parecido a tu hermano”
¡Jamás los compares! Cada persona es diferente y no hay nada peor que hacer esto. Él sentirá que es inferior y podrías crear resentimientos hacia la persona con la que lo estás comparando.
-“Eres feo, gordo,tonto”
Algunas mamás cuando bromean con sus niños les dicen este tipo de cosas. Pero ellos creen todo y se lo toman en serio, sobre todo cuando lo dice la fuente más confiable y cercana. No perjudiques su autoestima con adjetivos negativos.
-“¡Me das vergüenza!
Si el niño es de aquellos que le gusta llamar la atención en público, si grita, corre, llora y todos te miran como diciéndote que hagas algo, lo único que debes hacer es prestarle atención y por nada del mundo lo retes delante de la gente.
-“Tú no deberías haber nacido”
¿Hay algo peor que esto para decirle a un niño? Bajo ninguna circunstancia se lo digas, porque él necesita saber que fue deseado y querido desde el momento en que comenzó a gestarse.
-“Me cansaste ¡Ya no te quiero!
Es casi imposible que una madre deje de querer a su hijo ¿verdad? A veces sin percibir caemos en palabras feas con nuestros hijos a causa del enojo. Cuando les llamas la atención, puede que surjan sus reclamos y te digan cosas que no quieres escuchar. No permitas que eso te haga caer en su juego.
-“No llores, no es nada serio”
Los adultos pueden pensar que los niños no tienen problemas, porque son eso, solo niños. Sin embargo, ellos tienen sus propias preocupaciones, miedos, tristezas, desconfianzas y decepciones. No mires en menos las cosas que le afectan, ese es un error que se comete muy seguido. Ellos sufren, solo que a veces no saben cómo expresarse y calmarse a sí mismos. Presta atención y hazle saber que todo lo que le pase es importante.