Tal como te lo habíamos adelantado, Andrés Caniulef regresó a la televisión con su participación en «Lo que se ve no se pregunta» de TV+. Su entrevista con Juan Pablo de la Hoz fue emitida la noche de este sábado, donde reveló que actualmente está internado en un centro de rehabilitación.
Aún así, el expanelista de «Bienvenidos» explicó que hoy está en una etapa avanzada de su tratamiento, por lo que puede visitar a sus padres los fines de semana. En ese contexto, el periodista también sorprendió al confesar que hoy vive un complejo momento económico.
«Hoy día yo no tengo plata, me voy al parque a capear el calor. Descanso tirado en el pasto. Esa es mi vida hoy día. Antes no llegaba a mi casa sin haberme gastado 100 lucas al día. Antes ganaba 10, hoy día gano 1. Tengo que aprender a vivir con uno», declaró.
En esa línea, el comunicador de 42 años recordó: «Yo me gesté en un campamento, crecí en una población y terminé viviendo en Lastarria. Pero cuando uno va en ese proceso se le olvida cómo era la vida abajo. Hoy día estoy volviendo a aprender cómo era».
«Yo gastaba a manos llenas. Estaba de fiesta todos los días. Si no había after, yo hacía after en mi casa, un millón de amigos», agregó Caniulef. En ese momento, el conductor le preguntó si alguno de esos amigos estuvo con él cuando las cosas empeoraron.
«No pues. Por eso te digo, es un proceso de aprendizaje y en esta experiencia he sacado muchas cosas negativas, pero más me valen las provechosas, incluso las personas que aparecen hoy, que sin conocerme me están tendiendo una mano», respondió Andrés.
«¡Con suerte tengo para cargar la Bip! Yo nada tengo, pero todo doy. Nunca tuve nada y créeme que todo lo que tengo hoy día lo agradezco y lo valoro. O sea, para mí tener la posibilidad de arrendar un departamento es un lujo, tener la posibilidad de comer en el McDonald’s es un lujo. Hoy día poder viajar en un taxi es un lujo», agregó.
Finalmente Caniulef destacó la importante labor de su madre en todo este proceso, pues al igual que su padre, su apoyo ha sido esencial.
«Es valorar que con poco se puede hacer mucho y que el ser feliz es un momento que uno ayuda a construir, sin dinero. Con amor, con ganas, con alegría. Mi mamá yo no sé como lo hace, pero esa mujer hace plata de donde sea para cuando yo lo necesito», sentenció.