A comienzos del estallido social la actriz María Paz Grandjean sufrió en carne propia los efectos de la represión policial. Al salir del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), donde formaba parte de la obra «La pérgola de las flores», la intérprete nacional resultó herida por un balín.
«Vi que dos escolares eran golpeados por carabineros, y muchos los defendimos. Me moví para ver mejor, crucé la calle Ramón Corvalán y me quedé en la esquina con Alameda», partió relatando la actriz a «Culto».
Luego explicó que se encontró con un Carabinero, que no sabía si era hombre o mujer, «apuntándome a la cabeza, de frente. Ya habían disparado bombas lacrimógenas, no pensé que iba a disparar algo más».
«Ladeé la cabeza para verle la cara, y ahí sentí el impacto en mi rostro. Vi cuando me disparó, y creo que quiso dispararme a la boca o al ojo derecho, pero como alcancé a correrme no entró, sino que me quemó y alcanzó a rozarme la mejilla. Pero me agarré la mandíbula y noté que estaba deforme, y botando sangre por afuera y dentro de la boca. Quedé paralizada», recordó.
La decisión de María Paz Grandjean
Luego de este episodio María Paz fue inmediatamente llevada a un Cesfam cerca de su hogar y luego al SAPU de Ñuñoa. Ahí le surgió la duda de si lo que le habían disparado era un balín, pues algunos médicos piensan que por la expansión de la herida se trató de una bala.
Grandjean quedó con una fractura en la mandíbula que le tomó el ojo, el cual no pudo abrir por varios días. «Hasta hoy tengo también un quiste grande en la cara, que sigue deforme. Lo peor fue salir de la posta y ver que había muchos cabros jóvenes heridos como yo. Eso me dolió muchísimo», agregó.
Finalmente la actriz señaló que hoy está reuniendo testigos para iniciar una querella. «Lo que pido es justicia y saber quién me disparó, con qué y por qué, ni siquiera una sentencia. Necesito saber la verdad», concluyó.