Para mejorar tu estado de ánimo, prevenir la obesidad y sentirte con más energía, entre otros beneficios, solo tienes que subirte a la bicicleta y convertirla en tu medio de transporte recurrente.
Sin embargo, antes debes tomar algunas precauciones para evitar accidentes y tener un paseo seguro. ¡Toma nota!
- Llantas: Revisa la presión de aire en las llantas y corrobora que estén duras, presionándolas con tus dedos. Si la presión baja en horas o días, tal vez tengas una fuga o un pinchazo. Si es así, debes llevarla al mecánico. Cuida siempre que las llantas no estén agrietadas, resecas o desgastadas. Al contrario, éstas deben rodar libremente sin ruidos.
- Ejes (delantero, trasero y centro): Toma con una mano el manubrio y con la otra la llanta delantera y muévela de derecha a izquierda. Si se desplaza aunque sea unos milímetros, significa que algo anda mal. Haz lo mismo con la trasera. Para el eje del centro, en tanto, debes corroborar que la “estrella”, que es donde van los pedales, no se mueva ningún milímetro hacia la derecha o izquierda. De lo contrario, debes enviarla a arreglar.
- Centrado y nivelación de las ruedas: Levanta un poco tu bicicleta y haz girar una rueda, checa que no haga contacto con las gomas de los frenos. Si se mueve de lado a lado mientras gira, entonces tienes un problema de nivelación. Si el problema es de centrado, notarás un movimiento ascendente y descendente al rodar.
- Frenos: Presiona las palancas y fíjate que éstas regresen rápidamente a su posición original. Si tardan, significa que te está fallando la presión de los tornillos, los resortes, los cables o las fundas.
- Cambios: La palanca que controla los cambios debe funcionar con suavidad, es decir, no debe sentirse pesada. Debe probarse cuando pedaleas. De lo contrario, podría estar dañada.
- Asiento y manubrio: No deben manifestar ningún movimiento, ya que estos dos componentes son los que soportan tu cuerpo en la bicicleta y, por lo tanto, deben estar fijos. En lo posible, hazle mantención a tu bicicleta cada tres meses.