Los riñones son órganos fundamentales en la desintoxicación y depuración de diversas sustancias que nuestro cuerpo expulsa. A través de la orina, se encargan de la eliminación de aquellas toxinas que nuestro organismo no necesita.
En ese sentido, es necesario cuidarlos para evitar futuros problemas como un posible cáncer. ¿Cómo lograrlo? Reduciendo el consumo de los siguientes alimentos:
- Sal: Una de las funciones más importantes que cumplen los riñones es la de metabolizar el sodio que ingerimos a través de los alimentos. La sal es una fuente principal de sodio y, por ello, su consumo debe ser mesurado, ya que puede generar que estos órganos trabajen, incluso, hasta el doble. En ese caso, la sal puede ser reemplazada con especias como el orégano, el cilantro, la cúrcuma o el jengibre.
- Alimentos cargados en proteínas: Las proteínas son claves para el correcto funcionamiento del cuerpo, pero no en grandes cantidades. Alimentos como las carnes rojas, el pescado y los huevos hacen que los riñones trabajen en gran medida y eso se debe a la carga metabólica que tienen. Lo recomendable es comer balanceado o sustituir su consumo por vegetales.
- Gaseosas: Las personas que acostumbran a consumir grandes cantidades de bebidas gaseosas, tienen mayores probabilidades de sufrir enfermedades renales como insuficiencia o cálculos. Por eso, para evitar futuras complicaciones, se recomienda sustituirlas por agua, zumos o jugos de frutas o verduras.
- Productos Lácteos: Por lo general, los productos y derivados lácteos aumentan la salida de calcio en la orina, lo que incrementa el desarrollo de piedras en los riñones. En este caso, se aconseja consumir lo necesario o reemplazarlos por productos hechos a base de soya.
- Cafeína: El consumo moderado de cafeína no representa un peligro, pero beberla en exceso puede llegar a generar considerables daños renales. Incluso, puede aumentar la presión arterial. Lo recomendable es consumir en su lugar un batido energizante o comer alguna fruta que sume energía.
- Edulcorante: El exceso de edulcorantes artificiales afecta directamente a la función renal. Por lo tanto, lo mejor es reducir su consumo, sobre todo de sacarina y aspartame.