No cabe duda de que el teletrabajo o home office ha sido la solución de varias empresas para que sus trabajadores se queden en casa ante la pandemia por Covid-19. Y si bien varios se resistían a este cambio, la contingencia obligó a adoptar esta modalidad.
Pero como el contexto sin duda no es uno normal, los trabajadores que cumplen sus labores desde la casa han visto afectados su bienestar. Esto lo muestra el sondeo hecho por la consultora Randstad, donde entrevistaron a 800 trabajadores.
Esta encuesta arrojó que un 51% de los trabajadores chilenos sienten que su salud mental se ha visto afectada desde que está realizando sus responsabilidades laborales desde casa.
Esta percepción es particularmente alta en el rango etario de 25 a 44 años, donde el deterioro psicológico alcanza el 77%. Mientras, solo un 17% lo compone los trabajadores de 45 a 54 años y los jóvenes de 18 a 24 años con los mayores de 55 se suman al 6% restante.
Sobre la empresa, el desgaste psicológico al parecer ha sido más grande en empleados de firmas grandes (47% de este grupo). Mientras que dentro de los que trabajan en medianas firmas, un 30% asegura un desgaste mental, seguido por las empresas pequeñas, con un 23%.
La directora de marketing y comunicaciones de Randstad, Natalia Zúñiga, señaló que este agotamiento físico y mental es natural, ya que este tipo de teletrabajo no es comparable al que se viviría en una situación normal.
«Frente a este escenario la gente se enfrenta a situaciones de estrés diario, como el encierro y la escasa movilidad física, el cuidado y la educación de los hijos, las labores del hogar, la dificultad para abastecerse de alimentos y medicinas, la preocupación por la salud de sus seres queridos; aparte del miedo a perder el empleo. Esto sin considerar factores como que el espacio sea el adecuado y que el acceso a internet, si es que lo hay, funcione correctamente para sobrellevar todo lo anterior», explicó.
Las inquietudes de los trabajadores
Igualmente, la encuesta dio luces de las principales interrogantes de los empleados desde el inicio de la pandemia.
La principal angustia es la posibilidad de ser desvinculado ante la compleja situación económica (56%), mientras la que le sigue es el temor a contagiarse o que algún familiar o amigo contraiga el Covid-19 (55%).
La tercera preocupación es organizar el trabajo desde el hogar, cuidar a los hijos y lidiar con las labores domésticas (35%). La cuarta preocupación es el miedo de la suspensión del contrato con la reducción de ingreso (32%).
¿Seguirán con el telerabajo?
Igualmente, el estudio obtuvo que el 46% de los encuestados cree que seguirá trabajando desde casa una vez finalizada la pandemia, ya sea a tiempo completo o unos días a la semana.
La propia Zúñiga señala que es altamente probable que después de esta experiencia, varias empresas no exigirán a todos sus empleados volver a la oficina.
“Y es que los líderes de las organizaciones, ante la necesidad de reducir costos, apostarán por el teletrabajo, más aún luego de haber corroborado que no requieren basarse en el control de horas para asegurar la productividad de su fuerza laboral, haciendo que gane terreno la modalidad por objetivos”, explicó.
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Respecto a la productividad, el sondeo arroja que solo un 47% dice que su productividad se ha mantenido. Mientras, un 31% dice que ha aumentado y un 22% reconoce que ha bajado.
«En este sentido, es fundamental priorizar la entrega de valor por sobre el número de horas de conexión y no solo medir, sino que también crear un entorno propicio para la productividad, es decir, generar un marco de trabajo en el que cada integrante del equipo entregue lo mejor de sí, pero que también tenga la posibilidad descansar al planificar correctamente sus tiempos para evitar la saturación”, concluyó Zúñiga.