El matrimonio está rodeado de antiguas creencias y especialmente el outfit de la novia arrastra muchas de ellas: desde poner una piedra en el zapato hasta no rasgar el vestido.
1. El novio no puede ver el vestido: Esta costumbre viene de tiempos lejanos cuando los matrimonios se arreglaban con fines económicos o sociales. Con el propósito de que el hombre no se arrepintiera y, por lo tanto, deshiciera el acuerdo, es que se usaba que los novios no se vieran hasta llegar al altar. Con los años esta modalidad cambió y se asoció con un augurio de mala suerte en el matrimonio si acaso el hombre veía con el vestido puesto previamente a su futura esposa.
2. La protección del velo: Esta prenda encuentra sus orígenes en el mundo romano. Por aquellos años, las novias llevaban un velo como protección en contra de los malos espíritus envidiosos de su felicidad. Por estos días, el velo sigue siendo un elemento clave, pero simboliza pureza y virginidad.
3. La importancia de la liga: Viene de las novias de la corte francesa del siglo XIV, en las que ser invitado a una boda real era todo un símbolo de alto estatus y prestigio. Por lo tanto, para demostrar que habían estado en la celebración, al finalizar los caballeros se lanzaban tras la novia con el objetivo de conseguir un trozo de su vestido, que luego enmarcaban y exhibían con orgullo en sus residencias. Sin embargo, para proteger a la contrayente, se decidió que fuese el novio quién gentilmente soltase trocitos de tela desde la pierna de la novia y los lanzase a los solteros. Hoy en día, según la tradición, quien agarra la liga será el próximo hombre en casarse.
4. Lo viejo, lo nuevo y lo prestado: Se trata de incluir algo viejo, que valida la historia de cada persona y sus raíces; algo nuevo, que simboliza el comienzo de una etapa y futuro próspero; y algo prestado, que representa buenos deseos y fraternidad. Por lo general, lo viejo suele estar cubierto por algún broche o pañuelo; lo nuevo por el vestido de novia; y lo prestado por alguna joya familiar o de una amiga.
5. Usar algo azul: Esta costumbre se remonta al antiguo Israel, en donde las novias llevaban una banda azul en la cabeza como símbolo de pureza y fidelidad. Hoy, la creencia no se limita al cabello, pero mantiene su significado intacto.
6. Poner una moneda en el zapato: Es un augurio de seguridad económica y prosperidad durante el matrimonio. La tradición, que antes se hacía con monedas de oro o plata, dicta que la moneda debe ser puesta en el zapato izquierdo de la novia.
7. No llevar joyas con perlas: Cuenta un mito que las perlas, al igual que las conchas, vienen cargadas de sal marina y, por lo tanto, pueden augurar mala suerte al matrimonio. Por otro lado, las perlas simbolizan lágrimas cristalizadas, por lo que si eres supersticiosa mejor no lucirlas.
8. No al amarillo: Durante siglos se creyó que casarse con un vestido amarillo era de mala suerte, ya que éste es el color que se tiende a asociar con los celos. Por el contrario, la tradición manda que el atuendo debe ser blanco, pues representa pureza.
9. No rasgar el vestido: La novia debe ser lo suficientemente cuidadosa como para no rasgar el vestido mientras lo esté usando durante el gran día. De lo contrario, la superstición dicta que el matrimonio finalizará con la muerte de uno de los cónyuges.
10. Tipos de tela: Hay una superstición que dice que la mejor tela para el vestido de novia es la seda, pues atrae la buena fortuna. Por el contrario, se considera que el raso arrastra la mala suerte, mientras que el terciopelo significa pobreza en el futuro.