Por: Nicolle Knüst, periodista, Socia y Fundadora de Wunder Group
En el primer encuentro que realizamos este año con la Comunidad Mujer Consciente a través de una dinámica pudimos identificar “dolores” en común que teníamos como mujeres que dirigimos nuestros propios emprendimientos. Establecimos 3 vocecitas internas que nos boicotean en el día a día y que las caracterizamos en arquetipos en los cuales transitamos:
¿Qué tipo de emprendedora eres?
1) La Apanicada
Es un aspecto nuestro que representa el temor de mostrar nuestros dones en público. Muchas veces tenemos todo para salir al mercado o publicar un contenido en redes sociales, pero nos quedamos tras bambalinas. En la mayoría de las veces el motivo de no atrevernos a exponernos es por nuestro Síndrome de la Impostora. Un fenómeno que sufren las emprendedoras, donde nuestra propia autocensura nos limita, porque creemos que no somos lo suficientemente buenas, o expertas para referirnos a un tema. Y se manifiesta como pánico escénico, y nos quedamos paralizadas sin poder expresarnos.
2) La Drama Queen
Principalmente este arquetipo surge por nuestra inseguridad y nos sumergimos en estados emocionales cambiantes e intensos. Donde además factores muy comunes al momento de emprender como la falta de recursos o capacidad de gestión, los ponemos como protagonistas. Cayendo en abismos dramáticos, de los cuales no vemos salida porque creemos que está todo hecho, que lo que estamos haciendo no tiene valor o incluso llegamos a pensar en abandonar nuestros sueños.
3) La Pajera Universal
Es la emprendedora que se queda en el mundo de las ideas y no concreta. Se estanca por la falta de energía, motivación. Muchas veces sentimos que nuestra cabeza avanza más rápido que nuestra capacidad de materializar, o incluso llegamos a elaborar todos los proyectos que tenemos en nuestra vida a nivel mental, pero luego somos incapaces de bajarlo al mundo real. La “Pajera Universal” piensa tanto que al momento de tener que realizar las tareas que se ha establecido ya está agotada.
Si bien podemos vivir todos estos estados en un mismo día, la buena noticia es que son transitorios. Cuando estas voces internas nos hablen, sepamos escucharlas y saber qué responderles. A la “Apanicada”, darle el coraje que necesita para mostrar y compartir lo que desea, si es que hay algo que es absolutamente personal es la experiencia, y eso no lo quita nadie. Por lo tanto cuando nos sintamos con temor de mostrarnos recordemos que somos expertas en nuestras propias vivencias, quién más que nosotras puede compartilo mejor, nadie. Así que atrevámonos, de seguro alguna otra mujer se sentirá identificada con nuestro testimonio.
Cuando la “Drama Queen” nos hable, tratemos de conversar con otras personas, ahogarnos solas no es el camino. Hay espacios para todas, y por supuesto para ti también. Y no olvidemos jamás, que lo que cada una de nosotras está haciendo puede impactar positivamente al menos a una persona más y eso tiene mucho valor.
Y finalmente, cuando la energía no esté de nuestro lado, sin duda el llamado es a descansar la mente y el cuerpo. Luego si lo requerimos recordemos fijarnos metas alcanzables, tomarnos el tiempo para re-planificar, bajar nuestras ideas al papel y no limitarnos. Si es necesitamos pedir ayuda a otras personas que tengan la habilidad de guiarnos y organizar, sin duda la suma de los dones hacen magia. Reconocer nuestras debilidades también es clave para seguir avanzando como emprendedora.
No te olvides que esto nos pasa a muchas, todos los días y en distintos momentos. Y que juntas somos más fuertes, comparte, genera redes y súmate a una comunidad de mujeres. Ahí está la cura para todos los males y el apoyo para todos los logros.
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