Por: Nicolle Knüst, periodista, Socia y Fundadora de Wunder Group
Estamos en una época del año, que para muchas implica tiempo de evaluaciones, recapitulaciones y reflexión. Pero también muchas otras caemos en las trampas de estas fechas, que a veces es muy difícil de salir, como el consumismo, la sobre agenda, las expectativas y en consecuencia la sobre exigencia.
Además, sin ayudarnos mucho, creímos por mucho tiempo en estereotipos muy dañinos, como la mujer multitasking, pensando que era un modelo real y óptimo. Bien sabemos que ese constructo es insano, desequilibrado e injusto. Por eso es importante saber que descansar es para producir.
En lo personal me tomó muchos años entender el valor del tiempo libre, el descanso y la recreación. Vengo de una familia matriarcal, en donde mis abuelas siempre han estado en movimiento, y en particular una de ellas reprochaba el tiempo de ocio, por su crianza (la única mujer, menor de 7 hermanos hombres). A la suma de todo esto, mi adolescencia la viví con mi abuela Felicia, recuerdo que en esa época vivíamos al frente de una plaza, donde la vista era justamente de mucha gente echada en el pasto a cualquier horario.
El ocio como sinónimo de vagancia
Crecí pensando una creencia limitante, que por mucho tiempo la hice propia: que el tiempo de ocio, era sinónimo de vagancia, por lo tanto ya en mi adultez prácticamente no me permitía tiempos libres. Creí firmemente que todo tiempo debía de ser productivo y de hecho, creo haberme sentido orgulloso de que así fuera.
Tengo recuerdos con mi familia en las vacaciones de verano, yo con mi computador alrededor de la piscina o incluso con éste en la playa, cuando sabemos que las condiciones no son las óptimas, entre el sol, la arena y el ruido.
Lentamente fui entendiendo que habían días, momentos y situaciones que eran para trabajar y otros para descansar, y que el descanso era tanto o más importante incluso que lo productivo.
Los fin de semana para mí eran con agenda y notificaciones, y la semana laboral comenzaba el domingo y no el lunes, todo esto se alimentaba con la excusa de “soy emprendedora”, pero con el tiempo me fui dando cuenta de que algo en mí no estaba bien.
Después de un proceso muy profundo de autoconocimiento con un psicoterapeuta transpersonal, llegamos a una frase que fue la que inició el cambio de paradigma en torno al tiempo de descanso.
Recrear para crear: Descansar para producir
Desde que incorporé esta perspectiva en mi vida, me permití paulatinamente desapegarme de la culpa e integrar el deporte, las siestas, las películas, el descanso y el tiempo libre con otras personas o simplemente desarrollando un hobby – no productivo – para nutrir mi alma.
Me he podido dar cuenta que desde que derribé esta creencia en mi vida y pude incorporar el goce sin culpa en mi día a día. He podido tomar mejores decisiones, hacer de mi tiempo productivo más eficiente, y poder pensar desde otra perspectiva, más positiva, más amplia, más próspera y abundante con respecto a todo lo que hago y aporto al mundo.
Si estás en las corridas de fin de año, y nos encontramos acá, creo que este mensaje es para ti. Te prometo que ahora mi vida es mucho más feliz, más plena y sin duda más eficiente.
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