«¿Vas a salir? ¿Y con quién vas a dejar a tu bebé?», «¡Estás malcriando a tu hijo haciendo eso!». Esas frases son parte de lo que se conoce como mom shaming, un anglicismo que se refiere al fenómeno de criticar a las madres por la forma en que crían a sus hijos. Generalmente son dichos humillantes o consejos no solicitados de parte, muchas veces, de otras mujeres.
Los temas en que más se ve cuestionada la crianza suelen ser los más controversiales, donde hay más de una postura al respecto en ámbitos como la alimentación, la lactancia, la seguridad, la disciplina o las rutinas de sueño.
Con las redes sociales, este fenómeno se volvió cada vez más frecuente porque evidentemente es más fácil criticar detrás de la pantalla anónimamente o trollear, como se conoce popularmente.
Mom shaming en redes
Una de las celebridades que es constantemente criticada es Chrissy Teigen. Hace unos años, por ejemplo, se llenó de comentarios negativos por compartir una foto de una cita junto a su esposo, el cantante John Legend. Esto debido a que dejó a su hija recién nacida con una niñera. “Qué curioso que no hay dad shaming. Cuando los dos salimos a cenar, la vergüenza era de los dos así que no debía recaer solo en Chrissy. Nos la repartiremos”, escribió Legend en Twitter para defender a su esposa. Incluso la han juzgado por estar con poleras escotadas delante de su hija.
Otro de las famosas que han debido enfrentar el mom shaming es Sara Carbonaro, quien a menos de un mes de tener a su hijo en 2016 se reintegró a la televisión con su nuevo programa. “¿Un mes después de dar a luz regresa al trabajo?”, cuestionó el sitio español El País en redes. Su esposo, el futbolista Iker Casillas, debió viajar con la Selección Española a solo dos días del nacimiento de su hijo, pero las críticas sólo se enfocaron en ella.
Khloé Kardashian recibió duros comentarios luego de que tuviera un hijo con la ayuda de una madre subrogada, al igual que Priyanka Chopra, esposa de Nick Jonas.
Y sin ir más lejos, si nos venimos al mundo del espectáculo nacional, la actriz Mayte Rodríguez fue criticada recientemente por darle fruta a su hijo de 5 meses.
Consecuencias del mom shaming
En un estudio realizado por el hospital pediátrico C.S. Mott de la Universidad de Michigan en madres jóvenes con niños menores de 5 años, 6 de cada 10 madres admite haber sido víctimas del mom shaming.
Las consecuencias para las madres que se sienten acosadas y no tienen las herramientas para abordar esta problemática pueden ser leves, como el autocuestionamiento en su estilo de crianza y tan severas como trastornos de salud mental, como la depresión o la ansiedad.
Según expertos, esta tendencia frecuentemente sucede por dos razones. Primero, las mismas inseguridades de las mujeres que critican, que a veces pueden sentirse mejor al juzgar a otras madres. También puede deberse a la constante búsqueda del ser humano por una tribu, es decir, un grupo de personas que piensen igual y la amenaza que representa cuando alguien piensa o actúa diferente.
¿Por qué sentimos culpa o vergüenza?
Leslie Power (@powerleslie en Instagram) es psicóloga clínica y facilitadora de Círculos de Mujeres psicoterapéuticos, y atiende mujeres hace 26 años. La experta comienza por explicar por qué las madres nos sentimos culpables por la forma en que ejercemos nuestra maternidad. «Las mujeres estemos en el ámbito que sea somos evaluadas. Si eres adolescente con ganas de explorar, entonces eres ‘suelta’; si no quieres ser madre y solo trabajar, ‘no tienes instinto’; si quieres dar pecho ‘te harás esclava’; si quieres meterlo a la sala cuna, ‘se va a enfermar’; si no va a la sala cuna ‘no va a aprender'», señaló la experta.
También se refirió a la falta de relevancia que se le da a la labor de ser madre. «La maternidad es invisible a los ojos de la sociedad, no se protege cómo se debería, al mismo tiempo que se culpa, con el objetivo de que funciones siempre asustada por no cumplir con los mandatos impuestos por los demás», dijo Power.
De esta manera, entregó 6 sugerencias para no sentirte avergonzada ni culpable por cómo quieres llevar a cabo la maternidad.
Sugerencias para enfrentar el mom shaming
- Debes saber que la maternidad dura la vida entera. Naces de tu madre y luego serás madre hasta el día de tu muerte. Es muy complejo el tema como para quedarse pegada en un discurso de redes sociales.
- Si decidiste no dar tu leche y ves un post de un profesional de la salud que promueve la lactancia y te sientes culpable, pregúntate, ¿por qué me siento culpable? Las madres nos perseguimos, porque desde niñas nos hemos visto interpeladas a cumplir con todo, a ser buenas, sumisas y obedientes. Por eso, cuando leemos o escuchamos promoción de la lactancia o de lo que sea, y no “cumplimos la tarea” nos sentimos culpables.
- Analiza lo que la sociedad o la familia impone y piensa si eso coincide con tu deseo. Si no coincide, pasa de largo y quítate “esa culpa” que no te corresponde.
- Si en cambio te sientes culpable, porque no querías gritar, pegar o castigar, y te topaste con un post de crianza respetuosa, toma esa culpa, porque es adecuada. Es lo que nos permite reparar sobre la agresión realizada. Esa culpa es sana. Así que bienvenida la culpa que nos permite hacernos responsables de cuando fallamos. La otra culpa, la impuesta por la sociedad, déjala. No te compres el juego.
- Si caes siempre en ser víctima de la que “te hace sentir culpable” nunca podrás analizar por qué sientes lo que sientes, y te quedarás solo con la culpa. Ser adulta implica aceptar las fallas y seguir siendo una “madre suficiente” para nuestro hijo o hija. Ellos no necesitan una madre perfecta porque, no solo no existe, sino que no es saludable para los vínculos. Ser una mujer madre real, que repara cuando falla, basta y sobra.
- No te compres todas los discursos de redes sociales. Es fácil opinar en el anonimato o lanzar un post de “influencer”, tanto para juzgar como para decir que todo vale. Ambas posiciones son peligrosas. Lo humano sería sentarse a conversar mirándonos a los ojos, para analizar en profundidad algo tan pero tan importante como la maternidad.
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