Aunque teóricamente debería ser una manifestación de la adolescencia, el acné en los adultos es más común de lo que se piensa y muy molesta si es en el rostro. Las razones son múltiples y van desde una alimentación inadecuada, hasta el estrés o condiciones genéticas y hormonales.
Las lesiones, caracterizadas por puntos negros y blancos, espinillas y nódulos, se presentan en el rostro, el cuello, la espalda, los hombros y antebrazos, lo que tiene un gran efecto antiestético; sin embargo, sin importar cómo luzcan, no se deben extraer sin el apoyo de un profesional.
En ocasiones, cuando extraemos estos molestos granos, no solemos tomar las medidas adecuadas, dañando aún más cómo luce nuestro rostro. Esto puede generar sangre, infección o una molesta costra que puede quedar como cicatriz. ¿Culpable?
¡Revisa aquí por qué no te deberías reventar tus granos!
Efecto inverso
Muchas veces, el remedio resulta peor que la enfermedad. Aunque trates de eliminar la apariencia antiestética del grano y aliviar la molestia, la solución puede ser contraproducente. El resultado en ocasiones es una inflamación mayor y la reaparición del grano en peores condiciones.
Marcas permanentes
Es muy común que la extracción de una espinilla deje cicatrices. La acción rompe la piel y esto, como las cortadas o heridas, puede generar marcas irreversibles. Proliferación de bacterias. Al romper el área, se deja expuesta a los microbios y agentes externos que pueden penetrar fácilmente, en especial si no se utiliza algún antiséptico.
Infecciones severas
En ocasiones las consecuencias pueden ser lamentables, en especial cuando la extracción se hace en el “triángulo del peligro”, el área de la piel que está alrededor de la nariz y el labio superior. Cynthia Bailey, dermatóloga, explica que los vasos sanguíneos de la zona se conectan con los del cerebro, y una manipulación inadecuada puede causar desde daños neurológicos y hasta la muerte en casos extremos.