El plástico es un material muy común en los objetos que usamos en nuestra vida diaria. Aunque, con los años hemos ido descubriendo su impacto en el medio ambiente y en la salud de las personas.
Como el plástico no es biodegradable, cuando se descompone se va reduciendo a pequeñas piezas, produciendo lo que se conoce como microplásticos (MP).
Existen los nanoplásticos que tienen un tamaño inferior a 0,001 milímetros, y los microplásticos que alcanzan un tamaña de hasta cinco milímetros.
Un estudio publicado recientemente por la revista científica Exposure & Health, reveló cómo han estado ingresando estas partículas de plásticos a nuestro cuerpo.
Los microplásticos se han acumulado en distintos lugares de la naturaleza, y gracias al estudio «Desperdiciar o no desperdiciar: cuestionar los riesgos para la salud de los microplásticos y nanoplásticos con un enfoque en la ingestión y la carcinogenicidad potencial», se descubrió que también están afectando directamente a las personas.
¿Cómo nos perjudican los micróplasticos?
Según el estudio desarrollado por la Universidad de Medicina de Viena, las partículas de plástico entran al tracto gastrointestinal por medio de la cadena alimenticia, es decir, mediante la comida y la bebida.
La cantidad de microplásticos que ingresan a nuestro organismo puede variar debido al lugar donde vivimos, nuestro estilo de vida y la dieta que sigamos. Pero, en promedio las personas ingieren cinco gramos de MP por semana, lo que se traduce a la masa de una tarjeta de crédito.
«La contaminación por MNP (micro y nanoplásticos) representa un riesgo para la salud. Podría ser un riesgo para la salud que puede ser irreversible», afirma el estudio.
«Cuanto más plástico se produzca, más tendrá que sufrir la próxima generación sus efectos, que aún no se comprenden del todo», aseguran los científicos de esta investigación.
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