Una inesperada noticia se confirmó el día de hoy: falleció el padre de Fabrizio y Nicolás Copano.
La noticia la publicó el periodista en su cuenta de X, junto a una especial dedicatoria que tituló como: Oda a un padre bueno.
«Mi papá se fue ayer 28 de agosto. Hoy lo recordamos. Papá siempre llegaba», escribió en la plataforma.
La especial dedicatoria de Nicolás Copano a su padre
El relato comienza así: «Mi papá es enorme: obsesivo, meticuloso, preocupado. Me dejará tranquilidad porque eso hacen los buenos padres. Alguna vez, cuando era niño, pensé que todos los tenían. No es así, lo aprendí. Soy privilegiado, y todos los que lo rodeamos somos afortunados de haberlo tenido en el plano físico de nuestro lado».
Luego detalló los sacrificios que hacía su padre por su familia: «Nunca pasé frío ni hambre. Los juguetes llegaban, y si no, llegarían tarde o temprano. Papá era tacaño a veces. Y no corría riesgos. A veces sacrificaba el disfrutar, y eso era crítico. La herencia de la incertidumbre. Mi papá vivió su propia guerra. Lo empecé a entender con los años. Por eso siempre fue desafiante. Era una manera de protegerse. “Pero nunca expongas a tu mujer y tus hijos, ve siempre adelante tú.” Era un mantra», expresó Nicolás Copano en su relato.
«Para mí, la forma es disfrutar. Y también disfrutarlo. Así fue al máximo en sus últimos días cuando lo invité a comer, le compraba helado o lo que quería leer o ver. “Mi papá me regaló un Nintendo, ¿cómo no voy a devolvérsela?”, pensaba sin considerar el gasto. Una de nuestras últimas charlas en medio de su cáncer fue: “¿No hay deuda entre los dos?” “Ninguna”, respondió. Eso es la paz de lo bien hecho», escribió el hermano de Fabrizio Copano.
Finalmente reveló una conversación que tuvieron cuando se jubiló: «Llegó a un Starbucks con una carpeta azul que firmé, y de la nada me dijo: “Me preocupé de que no les faltara nada”. Y cerró con una reflexión: “Lo que yo aprendí sobre la vida y el trabajo es que todos los autos tienen cuatro ruedas. Unos son más grandes, otros más pequeños, pero se llega igual.”
«Siempre llegó. Papá siempre llegaba», cerró Nicolás Copano.