Fue el domingo 4 de agosto cuando ocurrió lo impensable para Chile: Francisca Crovetto, deportista profesional desarrollada en el Tiro Skeet, estaba a punto de dar un doble tiro que marcaría la historia nacional. Un disparo que, en pocos segundos, le significó la primera medalla de oro femenino en la historia de los Juegos Olímpicos para nuestro territorio. Un momento que, en instantes, llenó a todos los chilenos de lágrimas, orgullo, y pasión.
«No tengo palabras, estoy viviendo el sueño de la Francisca de niña y de todo un país que ha creído en mí. Son tantas las personas que me han ayudado… Todavía no me la creo…», señaló la atleta con la voz cortada de la emoción.
«Te lo prometí papi y aquí está (la medalla de oro)… Los sueños se construyen, nada llega por azar, ese es el mensaje para todo Chile«, continuó Crovetto.
Y así era. A lo largo de los años, Francisca Crovetto había construido su camino en el Tiro Skeet con subidas, bajadas, altos, y fallos. Y hoy, llenaba a todo un país de orgullo, en donde resaltaban dos figuras rebosantes de alegría que la vieron crecer en el deporte: su padre, y su madre, Julia Chadid.
El orgullo que causó Francisca Crovetto
Como era de esperarse, en conversaciones con LUN, Julia Chadid demostró que no podría ser una mamá más orgullosa al conocer que su retoña, Francisca Crovetto, se convirtió en la primera campeona olímpica de los JJOO en la historia de Chile.
«Soy una mamá muy pero muy orgullosa, muy feliz. Mi hija prometió y dijo que quería ser campeona olímpica, y lo logró«, afirmó Julia. «Al ver a un hijo con su sueño realizado, no hay madre que no te diga lo que me pasa en estos momentos: siento el corazón hinchado de alegría, de emoción, de orgullo y de gratitud. Le doy gracias a Dios, a la Virgen, y a la vida. A la vida hay que decirle que sí, y siempre te dirá que sí«, añadió.
La mujer también recordó los inicios de Crovetto en el deporte, señalando que, si bien partió muy chica, siempre lo vio como un hobby que tenía la joven. Tanto así, que tenía la esperanza de que la Pancha entrara a estudiar a la universidad algún día. Algo que, si bien ocurrió, no tuvo largo pronóstico.
«Ella entró a estudiar a la universidad, pero después me dijo: ‘Mamá, esto no es lo mío. Yo tengo un sueño’. Y bueno, es su vida, no la mía. Y qué es lo que dice una madre en ese momento: ‘Sigue y ojalá te resulte’«, recordó Chadid.
Eso sí, jamás esperaba vivir un día como el que vivió el domingo pasado: «Yo en ese momento pensé, ‘soñar no cuesta nada’. Por eso, ahora, que se le cumplió el sueño, es un aprendizaje para mí«, concluyó con una sonrisa.