Nadie pensaría que tras su triunfo en el Festival de Viña en 2008, Stefan Kramer pasaría uno de los momentos más oscuros de su vida. Si bien se llevó todos los premios y el reconocimiento del público cuando su carrera lentamente salía a flote, en ámbitos personales se sintió completamente vacío.
Así lo cuenta el propio humorista en su libro Stefan memorias breves autorizadas por Kramer. Según su propia opinión, el show fue fantástico y la calidad de sus imitaciones en un nivel superior.
Pero algo cambió. «Esa noche, después del show, me sentí vacío, vacío total», explicó el comunicador.
La caída de Stefan Kramer al lograr el éxito en Viña 2008
Una de las rutinas más aplaudidas de Kramer fue cuando el humorista imitó a Nicolás Massú, logrando que la Quinta Vergara se rindiera a sus pies. Pero ese disfrute duró poco, ya que asegura que pronto se comenzó a asustar por la sobreexposición.
Una de las preguntas que más se hacía Stefan Kramer era si tendría la capacidad de hacer otra rutina de la misma calidad, una duda que terminó en una trampa mental y luego en una aguda depresión.
«Me empezó a pesar. Y me vino una depresión gigante. O quizás, más que una depresión, una gran crisis existencial, porque ¿cómo superas eso?», relata el comunicador.
Debido a su salud mental, su rendimiento en el gran acuerdo comercial con una marca de retail empezó a fallar, al igual que la relación con su esposa Paloma. Todo empeoró cuando el humorista dejó de compartir cómo se sentía.
Así reveló que «un día Paloma hizo las maletas, tomó a nuestros dos hijos chicos, se paró en la puerta de la casa y me dijo, agobiada y triste: ‘¿qué hacemos? ¿nos vamos? Dime tú».
Lo que siguió en la vida de Stefan Kramer tras el Festival de Viña no fue fácil. Su relación con Paloma siguió débil y su depresión cada vez más fuerte. Tras pasar por un psicólogo, un psiquiatra y una terapeuta, y varios consejos, poco a poco le encontró sentido a lo que vivía.
Una experiencia que al compartir con Paloma los hizo morir de la risa, pero acercarse un poco más. Así lograron conversar sobre «cosas que nunca antes nos habíamos dicho. Fue una catarsis espectacular, que nos fortaleció más como pareja… Desde ese momento comencé a contar nuestros problemas en el escenario… Y siento que perdí el miedo a revelar mi intimidad».
Pese a todos y los altos y bajos que Stefan Kramer vivió tras Viña 2008, aún lo ve como un momento muy especial en su vida. «No solo significó el triunfo con el que soñé desde niño, sino también fue el inicio de una etapa muy compleja que marcó el giro más importante de mi vida en lo personal».
Descubre más detalles del libro Stefan, memorias autorizadas por Kramer, disponible en librerías de todo el país.
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