Carlos Caszely dio una de sus entrevistas más formales tras el fallecimiento de su esposa María de los Ángeles Guerra a LUN. El diario relata cómo el deportista de 71 años llora en múltiples oportunidades, porque el recuerdo del amor de su vida está latente.
Llora al recordar los momentos que vivió con ella, al escuchar su música favorita, al volver al momento que la conoció, al trasladarse al viaje a Italia que tanto le prometió y que lo pudieron hacer, y porque la Mary, como le dice él de cariño, ya no está.
«La Mary me apretó… No sé si por un minuto o por una hora. Pero al poco tiempo, se me fue… Ahora entiendo que fue su forma de decirme adiós… Pero aún siento su mano apretada. Se despidió, pero no se ha ido», confiesa Carlos Caszely a LUN.
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La confesión de Carlos Caszely tras la partida de su esposa
El deportista es honesto al mencionar que la pena no se va, sobre todo porque sigue viviendo solo en el departamento que compartía con María de los Ángeles Guerra.
Su rutina es despertar, estar en la terraza, fumar, tomar café y llorar, porque como relata, «no puedo creer que ya no está. Es el sufrimiento más grande que he vivido». Una rutina que se repite en la noche, cuando regresa a casa.
A pesar de lo difícil, ha recibido apoyo de su familia, hijos, nietos, y se ha comprometido a buscar ayuda en psicólogos y psiquiatras, recomendado por sus cercanos. Pero también entiende que a pesar de todo, la pena no pasará y que tendrá que vivir con ella.
Sobre si ha ido al cementerio a visitar a María de los Ángeles, Carlos Caszely es enfático en decir que no, que no ha ido ni piensa ir. Y es que tras la pérdida de su esposa, el deportista prefirió plantar un árbol liquidámbar en el parque, en recuerdo de su amor.
Respecto a cómo pretende honrar Carlos Caszely a su esposa tras la pérdida, es a través de un diario que escribió María de los Ángeles para toda la familia. «Mary escribía mucho, cosas muy bonitas. De todo, pero especialmente caras. Una especie de diario de vida donde ella me ha hablado a mí, a nuestros hijos, a nuestros nietos, a sus amigas. Quiero convertir todo eso en un libro donde cada carta vaya con una foto de ella con la persona de la cual habla».
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