Desde que comenzó la pandemia, el fotografo Jordi Castell y su marido se encontraban viviendo en una casa ubicada en una parcela de la Isla de Chiloe.
Y es que ambos optaron por esta oportunidad, luego de darse cuenta que allá tendrían mas espacio para ellos mismos y para sus mascotas.
Además, en Santiago decretaron cuarentena, como en varias comunas del país, por lo que decidieron no regresar hasta que volviera todo a la normalidad.
Si bien es cierto aquello es difícil que ocurra, el fotógrafo tomó la determinación de volver a la capital junto a sus mascotas.
Jordi Castell reflexionó sobre su paso por el sur
Fue así como durante este sábado, el exanimador de Primer Plano contó a través de sus historias de Instagram que emprendió viaje de retorno a Santiago.
Asimismo, publicó una fotografía junto a su marido, Juan Pablo Montt, con un emotivo texto donde se despidió del lugar.
«La isla atrás, los perros y la gata en el auto, lluvia torrencial y nosotros bien juntos. Gracias a este invierno chilote que nos acercó, nos agrandó la familia y nos hizo vivir una improvisación que trajo pura armonía», Jordi Castell reflexionó.
Agregó que «ya sabes cuánto te quiero, pero nunca está de más repetir que me creo la muerte contigo por el lujo de persona que eres. Buen fin de semana a todos».
Cabe señalar que la pareja arrendaba una cabaña de veraneo en Bahía de Caulín, entre Chacao y Ancud, lugar donde adoptaron a una gata ciega y a un perro, quienes fueron sus más fieles acompañantes.
Su historia de amor
Aunque Jordi Castell es bastante reservado sobre su amor, en algunas oportunidades ha contado un poco más de su relación de Juan Pablo Montt.
De hecho, en noviembre del año pasado, en conversación con Francisca García Huidobro, contó que en enero del 2020 firmó el acuerdo de Unión Civil, luego de una relación de 3 años.
¿Cómo empezaron esta relación? El fotógrafo contó que Juan Pablo lo contactó por redes sociales, luego de una polémica que hubo en Primer Plano por dichos del animador sobre Maluma.
«Cuando yo conocí a Juan Pablo, estaba soltero y lo estaba pasando regio. No tenía ningún plan de emparejarme, ni enamorarme, ni nada. Me juraba un sugar daddy…Pero nada po», contó en ese entonces Jordi Castell.
Agregando que cuando lo vio en el primer minuto le gustó. Después empezó a verlo reírse, las cosas que hablaba y le gustó aún más. «Me gustó de verdad y se me notó altiro», contó.