Hace un par de días atrás, se dio a conocer una radical decisión que tomaría la hija de Rafael Araneda y Marcela Vacarezza, Florencia Araneda: después de años viviendo con su familia, habría optado por dejar Miami y retomar su vida en Chile.
Sin embargo, múltiples seguidores de la joven no entendían las razones detrás de este cambio, especialmente debido a que recientemente había comenzado a colaborar con sus padres en el podcast familiar «Tenemos que Hablar».
Por lo mismo, la muchacha ha decidido sincerarse con LUN, y en conversaciones con el medio, detalló las razones que la impulsaron a continuar su camino en territorio nacional.
«Siempre quise volver, nunca me sentí tan hallada en Estados Unidos«, partió explicando la influencer. «Me hice un buen grupo de amigos, fui al colegio y ahora estoy en la universidad en Estados Unidos, pero siempre sentí que mi lugar era Chile. Cuando venía a Santiago a ver a mi familia, que está acá, y a mis amigas, me encantaba estar acá«.
«Mucha gente se quiere ir a Estados Unidos, pero yo llegué más grande a vivir allá y en Chile tenía mi vida armada. Y en la medida que iban pasando los años, nunca encontré mi lugar. Así que igual me vengo tranquila porque gracias a mis papás pude vivir la experiencia», añadió.
En palabras de la joven, su sueño por ahora será perseguir una carrera en redes sociales. Algo que buscará complementar con sus estudios en Business y Marketing Management de forma remota en el país americano.
¿Qué dijeron sus padres?
Según Florencia Araneda, la decisión de radicarse nuevamente en Chile no fue algo que le haya sorprendido mucho a sus padres.
«Comencé a hablarlo con mi mamá, que me entendió súper bien y me ayudó a planteárselo al papá«, afirmó la muchacha. «Él también me entendió súper y ambos me apoyaron en todo. Creo que todos sabían que yo me (quería) devolver».
De igual manera, Marcela Vacarezza también le señaló al medio que la decisión de su hija no fue algo fácil de asimilar, pues, como todo padre, no podría evitar extrañar tremendamente a su retoña.
«Es difícil soltar«, señaló la esposa de Rafael Araneda. «Como chilenos estamos más acostumbrados a que los hijos se van de casa cuando se casan, pero eso ha cambiado. Uno siempre los ve más chicos de los que son, siempre. Y si no les funciona o les dan ganas de volver, nosotros las estaremos esperando con los brazos abiertos«, concluyó.