Felipe Avello ya no se llama Felipe Avello, al menos de forma legal. Un reportaje publicado por la plataforma de la Escuela de Periodismo de la Universidad Diego Portales, Vergara 240, revela este hecho.
Desde hace dos años, el periodista y comediante cambió su nombre a Simón Suazo Avello. Al ser consultado sobre los motivos, respondió: «Por razones personales».
«La parábola de Felipe Avello» se titula el reportaje multimedia, que estuvo a cargo de Monserrat Carrión, Sofía Farías, Renato Gallardo, Vicente Muñoz, Antonia Núñez y Micol Parra.
Asimismo, mencionan como en un episodio de «Kamaleón», programa conducido por Stefan Kramer y transmitido por TVN, Avello vaticinó que se presentaría en el Festival de Olmué y luego en el Festival de Viña.
En el reportaje, abordan diferentes aspectos de la vida del periodista. Iniciando por su infancia en Lota y su etapa como estudiante del colegio Sagrados Corazones de Concepción. Su faceta como comediante inició allí, en su época estudiantil.
Luego estudió periodismo en la Universidad del Desarrollo, sede Concepción, desde donde se trasladó para vivir en Santiago.
Si bien es más recordado por su aparición en SQP y en Intrusos, su faceta televisiva comenzó a cultivarse desde mucho antes.
La faceta televisiva de Felipe Avello
Al llegar a la capital, ofreció su trabajo en distintos medios, hasta que Juan Carlos «Pollo» Valdivia decidió contratarlo para «Sábado por la noche», programa que marcaría su inicio en la televisión y haría conocido su humor irreverente.
También, el reportaje muestra su faceta como standupero, donde la única persona que quiso comentar sobre esto fue Pamela Leiva, quien lo calificó como un gran mentor.
Si bien, Avello se muestra como una figura estridente en las cámaras, en su vida privada es mucho más reservado. Esto también lo mencionó en un episodio de La Divina Comida, donde fue invitado y compartió mesa con Camila Vallejo, Claudio Borghi y Scarleth Cárdenas.
En la investigación se menciona que Felipe Avello es cristiano. Asiste a una iglesia ubicada en Providencia cada domingo. Pese a ser famoso, en ese lugar se vuelve un creyente más y nadie se acerca a intentar tomarse fotografías con él.
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