Ingrid Cruz habló sobre sus inicios en la actuación y lo difícil que fue empezar en el mundo de la televisión.
En conversación con The Clinic, habló sobre su inicios en las teleseries, a fines de la década de los 90, y lo difícil que era actuar en aquellos años.
La antofagastina debutó en “Marparaíso” de Canal 13. “Yo partí a fines de los 90, en una televisión que no tiene nada que ver con la televisión de hoy”, admitió la intérprete.
También, reveló que llegó a TVN en un momento difícil de su vida: “Como he trabajado toda la vida, te van marcando cosas. Perdí una guagua de muchos meses y la vida se me remeció. Empecé a sentir como: Yo quiero hacer lo que yo quiera. Y no quería seguir marcando el paso y así me sentía en Canal 13, y llega esta invitación de TVN”
Cruz reveló que debió aprender a negociar su sueldo: “Entonces, ¿cuánto a ti te tienen que pagar? Finalmente, eso es súper único, porque no hay otra carrera igual a la tuya. Tú tienes talentos únicos. Entonces, es difícil y ahí hay que ser un buen negociador”.
La visión de Ingrid Cruz
Su colega Jorge Zabaleta, le enseñó a negociar su pago: “Ahora, insisto, ha cambiado mucho la televisión. Antes era, no sé cómo decirlo, por rangos. Entonces, era muy difícil hablarles a los jefes, porque había una diferencia”, agregó.
En esta parte de la entrevista, Cruz profundizó en las condiciones laborales y malos tratos que enfrentó: “Si alguien joven de hoy estuviera en esa televisión de los años 90 le daría un síncope. O sea, sería imposible. Los malos tratos y los gritos, la misoginia. Yo, como actriz, tampoco alcanzaba a verlo”.
“Era normal. Estaba tan normalizado que te gritaran, que te tenías que callar, así era”, recordó Cruz. Confesó que con el tiempo, esto comenzó a cambiar: “Se empezaron a dar cuenta de que la gente tiene derechos, de que puedes decir las cosas con respeto”, añadió.
“Ese tipo de dirección o de producción, ese tipo de tratos, se empezaron a quedar obsoletos. Una generación mucho más joven se dio cuenta de que no correspondía y nos hizo abrir los ojos a los demás. Y mucho, pero mucho después, fue el darte cuenta del cuerpo”, finalizó.