El pasado mes de noviembre, el comediante Edo Caroe fue confirmado como uno de los artistas del Festival de Viña 2025, una noticia que alegró a sus fanáticos.
Y por estos días, el humorista se encuentra de promoción en medios de comunicación por su gira nacional «Peligrosamente Bien» y el lanzamiento de su libro, «Ecos en un pueblo fantasma».
Así abrió su corazón en una entrevista con La Cuarta, donde habló de sus duros periodos de depresión, sobre convertirse en papá a muy temprana edad y sus problemas con las emociones.
«Di por perdida mi vida a los 23 años, mi década hasta los 31 fue un tormento»
Muy abierto a sus sentimientos, en el podcast Valgoio aseguró que sus 20’s no fueron su mejor etapa, y ahora confirmó que fue porque internamente no lo pasaba bien internamente. «no tenía futuro, no tenía recursos, nada; o sea, en el horizonte más próximo no había nada bueno para mí, ¡nada! No tenía un proyecto, no sabía qué iba a hacer, no tenía trabajo. No me veía a futuro».
Para peor, en ese entonces Edo Caroe tenía la presión de mantener a su hija y a su esposa, ya que se convirtió en padre a las 19 años y tras ese suceso, decidió formalizar su relación.
Entre medio de sus problemas de salud mental, una separación de un año con su esposa, y una crisis en sus estudios universitarios, el comediante se refugió en la magia como pasatiempo y trabajo.
Pero a lo largo de los años, el próximo humorista de Viña ha sido perseguido por sus emociones. «Hasta hace tres años me costaba controlar la ira. Fue una terapia de cuatro años. Todavía sigo trabajando día a día… soy muy inestable emocionalmente, entonces paso de la alegría extrema a la ira, a la nostalgia, a momentos demasiado calmos, en muy poco rato. Me hace muy mal a mí y a los que me rodean, porque es impredecible».
El momento más oscuro de Edo Caroe
En la entrevista con La Cuarta, el comediante reveló uno de los momentos más desafiantes en su vida; cuando atravesó un cuadro depresivo junto a su hija. «Nos potenciábamos en la pena, jaja. Se suponía que yo debía ser el papá contenedor, el que estuviera para apoyarla, quererla en su momento, y muchas veces yo estaba peor».
Ahí fue cuando decidió pedir ayuda seria, porque debía ser un apoyo para su hija Fer. «Fue bien difícil ese tiempo, que creo que el que más miedo tuve de lo que podía provocar una depresión tanto en mí como mi hija… Sí, lo recuerdo como un tiempo de mierda, pero ya pasó».