A casi un mes del fallecimiento de Sebastián, Miguelo enfrenta un difícil momento por la partida de su hijo, quien padecía parálisis cerebral.
En diálogo con LUN, el intérprete señaló que «él era un niño muy querido, muy amado, sólo entregaba amor. Creo que a muchos con los que se cruzo, les cambió la vida. A pesar de estar encerrado en su cuerpo, tenía su mente bien. No podía hablar pero con su sonrisa, su cara y su mirada, lo decía todo».
A pesar de su intento inicial por mantenerse firme, con el transcurso de los días ha tenido que enfrentar emociones intensas, todo esto a raíz de un viaje hasta el campo.
«Fuimos en familia a dejar las cenizas de Sebastián al mar, al campo. Las pusimos en un árbol, espiritualmente fue muy bonito. Desde eso pasaron como diez días y me dio un efecto rebote. La dureza o la firmeza se me fue entonces a la cresta, pero la vida sigue, yo sé que está mucho mejor, en paz. Debe estar en las manos de Dios, en el cielo. Tengo una tranquilidad fuerte. Siento que él está bien», reflexionó Miguelo.
El cantante no ha sido el único miembro de la familia que quedó afectado a raíz de la partida de Sebastián. «Cada uno en la familia está pasando el duelo como puede, es que Sebastián era muy amado», aseguró.
Tras el fallecimiento de su hijo, Miguelo decidió volver a su casa en Santiago como una forma de estar a solas y dedicar tiempo a la reflexión sobre sus emociones.
«En el fondo, traté de pasar este momento solo, estoy muy frágil. Me la he llorado toda. Lo que pasa es que no me gusta que mis hijos me vean así y he descubierto que me descargo bastante en solitario. Eso me ayuda. Si hay que llorar, uno debe llorar. Así se anda más liviano», mencionó a LUN.
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