Este lunes 9 de julio tuvo lugar uno de los eventos más esperados por la realeza británica desde que nació el príncipe Louis: su bautizo. William y Kate quisieron estar a la altura y deslumbrar a sus invitados con la celebración, pero hay un detalle que muchos no se podían explicar.
Y es que los duques de Cambridge ofrecieron trozos de su propia boda en el bautizo del menor de sus hijos, evento que se realizó el 29 de abril de 2011. Es decir ¡sirvieron un pastel que tenía más de siete años de antigüedad!
Pero no hay que asustarse, pues según afirmó el periódico británico «Daily Mail», se trata de una tradición que no solo practica la realeza y que consiste en guardar parte del pastel de bodas para ocasiones especiales.
Gracias al alcohol que contiene la torta, esta se mantiene y puede ser comida tantos años después.
Según reveló el palacio de Kensington, este pastel fue creado a partir de 17 tortas individuales de frutas y tenía ocho pisos, pesando 110 kilos y midiendo 90 centímetros. Este magno desafío estuvo a cargo de Fiona Cairns ¡Un aplauso para la repostera!