No cabe duda de que «La Casa de las Flores» es el último gran acierto de Netflix y es que parecer ser que en todas partes se habla de esta exitosa serie mexicana que retrata a la perfección el drama de las telenovelas de antaño.
Y es que gran parte de su éxito está relacionado con una figura en particular: la icónica Verónica Castro, quien tras una década alejada de la televisión, tuvo su regreso triunfal en esta nueva producción de Netflix.
«Cosas» viajó a México y tuvo la oportunidad de hablar con la protagonista por excelencia de las telenovelas mexicanas más recordadas de todos los tiempos, Verónica Castro, y el creador y director de este exitoso melodrama, Manolo Caro.
El regreso de Verónica
Sobre la elección de Castro como protagonista, Caro es enfático en que resultó un reto para ambos, pero también muy gratificante. Para ella significó enfrentarse a un mundo completamente distinto al que conocía, mientras que para él implicó trabajar con una actriz de una formación actoral muy diferente a la que se imparte hoy.
«Esto de televisión no tiene nada, ¡es otro mundo! Es como hacer cine de diferente manera. Como le dije a Manolo, estoy descubriendo un mundo que no existía para mí. Nunca había trabajado de esta manera, jamás. Después de estos años alejada de la televisión, creo que mi regreso tenía que implicar, justamente, un cambio radical, importante y fuerte como este», asegura la además madre de Cristian Castro.
«Esta ha sido una inyección de energía de parte de Manolo, por lo cual no voy a acabar de darle las gracias nunca, porque me consiguió un personaje que jamás pensé que pudiera hacer en mi vida», reflexiona la actriz sobre esta nueva oportunidad profesional.
¿La telenovela tiene los días contados?
«Cosas» además le consultó a la icónica actriz de telenevolas si el género que la hizo famosa está llegando a su fin, pero Castro aseguró que estas todavía tienen su público.
«No me atrevería a decir que tiene sus días contados, porque la verdad es que hay señoras en casa a las que sí les gusta, sí quieren esa cotidianidad, que les cuenten su historia diaria y que las dejen en un suspensito. Pero los chavos nuevos ya no se conforman con eso, quieren cosas sustanciosas», afirma.