¿Es posible que dos personas recién casadas se amen del mismo modo para siempre? Esta pregunta analiza la sicóloga Patricia Lecaros, en su columna en Cosas.com.
La respuesta sería sí en el caso de que las condiciones se mantuvieran iguales, pero lo cierto es que las personas cambian durante toda su vida.
«Se podría plantear que un matrimonio que se mantiene unido y feliz es aquel en el que los cambios se han dado sincrónicamente. Ambos dejaron de priorizar el carrete una vez que se convirtieron en padres. Ambos disfrutaron la crianza de los niños. Ambos pudieron volver a entretenerse sin los hijos cuando crecieron», plantea.
«En un viaje que hice años atrás conocí a una mujer que se había casado varias veces con su marido. Al principio pensé que se refería literalmente a eso: a que habían estado separados y se habían vuelto a casar, tal vez simbólicamente. Pero no. Ella lo decía para referirse a este proceso de cambiar y de reencontrarse con el otro de manera permanente, en el tiempo», añade la sicóloga.
La clave sería evolucionar en la misma dirección que la pareja, pero no siempre es así y muchas veces eso provoca un quiebre.
«Me atrevería a decir que la mayor parte del tiempo hay decepción por el cambio. Sin embargo, hay que saber que es sumamente posible y natural que dos personas, en el transcurso de sus experiencias de vida, dejen de compartir intereses y prioridades. Verlo como un fracaso es un error. Forzar algo que ya no es como se planificó es parecido a querer controlarlo todo», explica.
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