El ejercicio físico es recomendado como método de prevención para distintas enfermedades. De acuerdo a los estándares de los organismos sanitarios mundiales, con 30 minutos de actividad diaria se puede llegar a evitar afecciones cardiovasculares, diabetes y cáncer, entre otras.
¡Y ahora una investigación de la Universidad de Illinois agregó un nuevo efecto positivo para el organismo!
En concreto, el estudio determinó que la actividad física por sí misma tiene un impacto beneficioso en el funcionamiento del intestino. Ello, pues cambia la composición de la flora intestinal, lo que produce energía y refuerza el estómago, independientemente de otros factores influyentes, como la dieta o el uso de antibióticos.
Para llegar a esta conclusión, los científicos reclutaron 32 voluntarios adultos (14 obesos y 18 delgados y sedentarios) que se sometieron a un programa de entrenamiento de de tres sesiones semanales de ejercicios cardiovasculares (de 30 a 60 minutos de duración) a lo largo de un mes y medio.
Tras el periodo de actividad, en el análisis de los participantes se observó un aumento de la cantidad de ácidos grasos de cadena corta en el intestino, en especial en los sujetos delgados (para los obesos los cambios fueron moderados).
En particular, incrementaron las concentraciones del butirato, un ácido graso producido como resultado de la descomposición bacteriana de la fibra dietética, que estimula el crecimiento de las células sanas, reduce la inflamación y genera energía para el huésped.
Luego, los individuos retomaron los hábitos sedentarios también durante seis semanas y con una idéntica dieta. Concluida dicha etapa se volvieron a tomar muestras de su microbiota, hallando que la cantidad del butirato se redujo a valores similares que los que presentaron al inicio del estudio.
Así, la investigación se erige como la primera evidencia científica de que el solo ejercicio es capaz de generar cambios en la composición de la microbiota intestinal, favoreciendo el sistema inmunológico, lo que es esencial para la salud, ya que la flora bacteriana juega un papel importante en la aparición y control de numerosas enfermedades.
Los resultados del trabajo fueron publicados en la revista «Medicine & Science in Sports & Exercise».