Seguramente has escuchado mil veces hablar de la famosa camisa blanca y pienses ya tengo una o en realidad no es tan mi onda. Después de leer esta columna realmente te vas a dar cuenta por qué es el básico de los básicos, una de las prendas más transversales en cuanto a estilo, multifacética en ocasión y salvadora para tantos looks. ¡Que nunca te falte una camisa blanca!
Es la primera pieza para armar tu look
Casi como un lienzo en blanco, se convierte en la prenda básica de cualquier mujer sofisticada, independiente de su estilo de vida y edad. Complementa prácticamente todos los estilos de vestidos y pantalones. Combina con todas las texturas y colores.
Su silueta siempre se mantiene
Eso quiere decir que tiene el cuello en punta, mangas rectas, puños y pinzas apenas marcadas a la altura de la cintura femenina. Telas nobles que incorporen algodón en su composición, harán toda la diferencia en su caída y durabilidad. Vale la pena invertir en una prenda que créeme, te durará años.
Lo más importante: que no sea muy ceñida
Al ser muy ajustada, perderá automáticamente versatilidad. Tiene que ajustarse perfectamente en hombros, dejando cierta holgura a la altura del busto y mangas. Solo entonces, podrás darle un aire casual quitándole el estigma de ser una prenda solo para situaciones formales o el trabajo. No le temas, no te verás de una talla más grande por usar una prenda holgada.
Empodérate de tu camisa
Piensa en cómo instintivamente te acomodan más el cuello y los puños, ¡son versátiles! Tal vez puedes doblar ordenadamente los puños o arremangarlos de forma desprolija. ¿El cuello lo prefieres más escotado para darle espacio a un accesorio o levantarlo apenas para darle un aire moderno? Lo cierto es que nunca puede ir la camisa intacta.
Para toda ocasión
La camisa blanca sirve para un look urbano y cool con jeans, para ocasiones donde la formalidad y sofisticación priman, como en el trabajo o incluso para un cocktail. ¿No me crees? te invito a ver el siguiente video: