En el complejo contexto por el que estamos pasando, muchas parejas han visto un aumento de la frecuencia e intensidad de los conflictos. Asociado a esto pueden estar experimentando mayor irritabilidad, estar más “sensibles”, “mecha corta” y/o explosivos.
Toda pareja es la unión de dos individuos con sus propias opiniones, personalidad y valores. Por esto los conflictos son parte inherente de las relaciones. Un elemento fundamental es el cómo se resuelven y el cómo nos relacionamos al lidiar con nuestras diferencias.
Durante las discusiones, cuando emociones como la rabia, la pena, la frustración, la angustia y/o todas las anteriores se intensifican, es prácticamente imposible que nos comuniquemos de manera efectiva. Lo mejor en ese caso es dejar la discusión y volver a hablar al respecto (si es que vale la pena), luego de hacer una pausa para calmarnos.
Una clave para usar este “salvavidas” conocido como “tiempo fuera”, es aplicarlo antes de que la discusión se vaya de control o de que nos comportemos de manera agresiva. Por muy enrabiados que estemos, TODOS tenemos la capacidad de pedir un tiempo fuera de manera amorosa, amable y colaborativa. Cuando esto se hace de manera unilateral, sin entender que es una estrategia que sirve a la pareja, puede ser interpretada como una invalidación o falta de respeto. En ese caso la persona que quiere seguir la conversación puede salir persiguiendo al otro por la casa, exigiéndole que conversen y que no la dejen hablando sola. Sin embargo, cuando ambos entienden que esta es una herramienta útil, se puede acordar el usarla y respetarla.
Lo primero es ponerte de acuerdo con tu pareja sobre cuál será la señal o palabra para pedir el tiempo fuera. Puede ser un gesto no verbal como la señal de tiempo fuera que se usa en algunos deportes. También puede ser una señal verbal como decir “tiempo fuera” o “pausa” o “boli” etc.
El siguiente paso es identificar las primeras señales que nos informan que es momento de usar el comodín. Es importante usar el tiempo fuera antes de que comience la escalada y de que nuestro cerebro esté funcionando en modo atacar, escapar o hacerse el muertito.
La idea es internalizar esta estrategia como útil para el “nosotros”. Así entendemos que al ser usada es en beneficio de ambos como una decisión colaborativa y que ambos han decidido implementar.
Luego es importante acordar cuánto tiempo se van a tomar desde que si pide el tiempo fuera. Si es muy corto puede que todavía estén en señal de alerta y si es muy largo, puede generar la sensación de rechazo o abandono. Generalmente una hora es un periodo de tiempo adecuado. Es suficiente para permitir la desescalada y que cada uno explore sus sentimientos y necesidades.
Esta estrategia no debe ser utilizada para evadir temas difíciles, pero si debe ser utilizada cuando aparecen las primeras señales de rabia o de comunicación destructiva. Esta se caracteriza por el desprecio, frases que comienzan con la palabra “tú”, amenazas y/o acusaciones. El tiempo fuera es más provechoso cuando se usa para explorar el conflicto teniendo presentes nuestros valores (el tipo de pareja que quiero ser), haciendo consciente lo que sentimos, sin dejar que esto tome el control de nuestras acciones.
Las 5 reglas básicas para usarlo con efectividad son:
1. Parar inmediatamente
Cuando un miembro de la pareja pide el tiempo fuera, la discusión tiene que terminar inmediatamente. El tiempo fuera debe ser respetado sin dar mayores explicaciones, defenderse, refutarlo o dar la última palabra.
2. Irse inmediatamente
El que inicia el tiempo fuera debe alejarse físicamente. Si esto último es imposible porque están en un espacio reducido como por ejemplo el auto (lugar bastante frecuente de discusiones para algunos…), hay que detener la conversación y todo tipo de interacción por el tiempo pactado.
3. Usar el tiempo fuera efectivamente
La idea no es usarlo para aumentar la rabia, quedarse rumiando o haciendo caldo de cabeza con los problemas. El foco debiese ser la auto-reflexión y hacerse responsable de la propia experiencia. Es más efectivo cuando se usa para identificar valores (que tipo de pareja quiero ser), sentimientos y necesidades. Buscar culpables definitivamente juega en contra.
4. Volver luego de transcurrido el tiempo pactado
Si esto no ocurre nos puede salir el tiro por la culata y es poco probable que se quiera volver a usar esta estrategia en el futuro.
5. Retomar el tema
El tiempo fuera no es el final de la conversación. Es posponerla hasta que ambos sean capaces de comunicarse de manera efectiva. Dicho esto, es importante tener en mente que el 69% de los conflictos en las relaciones de pareja son perpetuos. Las “parejas exitosas” entienden intuitivamente qué problemas forman parte inevitable de la relación, de la misma forma que las enfermedades crónicas son inevitables cuando uno envejece. Son como un dolor de espalda o de cadera. Tal vez el problema no nos guste, pero somos capaces de vivir con él, de evitar situaciones que lo empeoran, de desarrollar estrategias y métodos que nos ayudan a tratar con él.
Si quieres saber más sobre el tema escucha “Cómplices, Los Dos” todos los jueves a las 19:00 horas.
Rodrigo Jarpa es Magíster en Psicología Clínica, Doctor en Sexualidad Humana. Fundador & Docente, Academia de Psicología & Bienestar. Miembro de la American Association of Sexuality Educators, Counselors and Therapists.
Síguelo en su cuenta de Twitter: @rodrigojarpa
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