De chica nunca fui fanática del sol. Era de las que se escondía debajo del quitasol a penas tocaba la arena. Al crecer y ponerme un poco más vanidosa, me fui dando cuenta que a medida que pasaba el verano y que yo iba agarrando un tonito (aunque no lo quisiera), me veía más esbelta y con el cuerpo más tonificado. ¡Mis amigas me comentaban lo musculosa que me ponía!
Con esos comentarios ustedes entenderán que caí ante el sol. Efectivamente hace que tu cuerpo se vea más tonificado y se nota mil veces menos la celulitis. Pero he ahí el dilema: ¿cómo hacerlo sin volverme adicta al solarium o a sudarme la vida en la toalla?
Creo que logré un equilibrio, que quizá alguna criticará pero que a mi me deja con la conciencia muy tranquila. Apenas llega noviembre empiezo a preparar sanamente mi bronceado. A veces se me pasa un poco la época y parto en diciembre.
Voy en total 4 veces al solarium extendidas en dos semanas. Luego de estas dos semanas empiezo a aplicarme espuma autobronceante (mi favorita es de Jergens) en todo mi cuerpo excepto cara, para prolongar mi bronceado.
Cuando voy al solarium, siempre me preocupo de llevar bloqueador. Llevo factor 50 que me aplico en cara, cuello, manos, y si tuviera, en lunares. Voy con una tanga invisible para que no se me marque. Me tapo la cara y cuello con una polera y sufro en cama intermedia por 15 minutos.
Si tengo la suerte de ir a la playa, no tengo necesidad de repetir mis visitas al solarium. Pero generalmente no es el caso. Así que nuevamente en enero vuelvo a ir dos veces más al solarium, una vez a la semana. Pasadas esas dos semanas, me aplico cada 2 o 3 días, dependiendo del color que quiero obtener, nuevamente autobronceante.
Hay algunos datos muy importantes a la hora de aplicar los autobronceantes. A mi se me han escapado un par y he sufrido las consecuencias de tener las patas chorreadas o las manos manchadas, ¡todos signos obvios de que estás usándolos!
- Cara: no pongas el autobronceante como si fuera crema en tu cara, puede ser excesivo y quedarás manchada. Te recomiendo poner el producto en un algodón y luego esparcirlo por tu cara. El tono quedará mucho más natural.
- Cuello: trata de que tenga el mismo color que tu cara y no que tu cuerpo. Para eso llega hasta las clavículas esparciendo con la mano, y hacia el cuello trata de esparcir menos cantidad o con un algodón.
- Rodillas: trata de evitar echarte autobronceante en las rodillas, por alguna razón agarra mucho más el color y parece como si tuvieras dos grandes moretones café. Simplemente sáltatelas.
- Manos: después de aplicar el producto por todo tu cuerpo lávate bien las manos, una o más veces, y luego aplica con un algodón el producto sólo sobre la parte de arriba. No te eches entremedio de los dedos, ¡así evitarás las manos naranjas!
- Pies: sigue el mismo procedimiento que en la cara, aplica autobronceante sólo con un algodón y evitando siempre entremedio de los dedos. Ten cuidado con los tobillos, agarran mucho más color que tus pies.
- Celulitis: estar bronceada ayuda a disimular la celulitis. Así que el autobronceante puede ser un gran aliado.
- Horas de espera: para cualquier evento especial que tengas el autobronceante puede convertirse en tu mejor amigo. Preocúpate de echártelo 4 horas antes, ¡con una sola aplicación ya tendrás un color especial!
- Depilación: trata de depilarte antes de empezar a usar autobronceantes, sea con cera o con afeitadora. Ambas técnicas disminuyen tu color, aunque en el caso de la cera la disminución es drástica.
Estos son los tips que yo he aprendido con el tiempo. Si quieres recomendaciones específicas sobre qué autobronceante usar, visita Para Ser Bella. ¡Besos a todas!
Sigue a Renata Ruiz en sus redes sociales:
Twitter: @renataruizperez
Facebook: Para ser bella