Como descubrí la vergüenza ajena y propia, decidí hacerme la interesante y hacerle un «ghosting» a Mauricio, es decir, desaparecer. No celular, ni whatsapp, ni nada. OK, esa técnica requiere estar pololeando previamente, pero déjenme, en mi mente ya era mi +1.
El problema es que tengo que ocupar el tiempo que le destino a él, en otras entretenciones. Y estoy entregada a mis nuevas ocupaciones, para reemplazarlo a él. Es decir, buscando nuevas obsesiones.
- Netflix: ya vi «Narcos», «House Of Cards», «Breaking Bad», y ahora partiré con «Dowtown Abbey». Ver maratones de tele me tiene con el hábito de llegar a la casa pensando que hay alguien que me está esperando. Ok. Sonó patético. Pero los que son serieadictos, me van a entender.
- Compras en línea: Me acordé que la oficina está en un sector céntrico y me despachan con costo cero de casi todos lados, así que mientras miro tele, compro. Cepillos para mi Clarisonic, estuches para la cartera… cosas de primera necesidad.
- Alcohol. Ok. Reconozco que abro una que otra botella de vino en las tardes, pero cuando lo hago, escondo el celular, para no mandarme pastelazos. Todo se ve más lindo con una copa en la mano.
- Sicopatear. no puedo creer que estoy contando esto, pero me hice una cuenta falsa en Linkedin. Así, puedo meterme a los perfiles de toda la gente que conozco -¡ok, mis exs!- sin que se sepa que fui yo. Lo más increíble es la cantidad de gente que me agrega con mi nombre falso. ¿es Linkedin el nuevo lugar para jotear y ser joteada?
- Deporte: Quemar las calorías que antes gastaba haciéndole ojos largos a mi ex nunca pololo ha sido fundamental en esta etapa de ghosting. Me compré una membresía al gimnasio, unas zapatillas para hacer running… subo las escaleras del edificio, y si no estuviera tan nublado, me meto a cualquier pileta a nadar. Por Dios que cuesta distraerse.
- Mandalas. Pintar estos dibujitos está tan de moda, que decidí sumarme. un amigo me dijo que la nueva forma de mandar a alguien al demonio es decirle «Anda a pintar Mandalas, loca de %&$#/». Yo, me lo tomé literal. Me siento niña de kinder, con mis lápices y mis libros.
- Carcazas para el celular. le he comprado 9. Nunca estuvo mejor vestido en su vida, y yo, más desesperada.
¿Y si me saco el Mute y le hablo?