Cada uno de nosotros está inmerso en uno o muchos sistemas diferentes. Estos últimos los podemos entender como conjuntos de elementos (en este caso de personas) que interactúan entre sí. Esto implica que lo que hacemos o dejamos de hacer, es comprensible –en parte- en función de con quién estemos interactuando.
Algunos ejemplos de “sistemas humanos” pueden ser la familia, la pareja, un equipo de bádminton, el curso del colegio, etc. A su vez, todos estos sistemas están abiertos a las influencias del medio y la sociedad en la que se desarrollan. Esto hace comprensible que tanto nuestra sexualidad individual como con un otro (u otros), se pueda ver afectada o influenciada por lo que estamos viviendo en nuestro país.
Si partimos de la base de que somos seres sexuados y que la sexualidad va mucho más allá de lo que hacemos con nuestros genitales, se hace más evidente la influencia de este “estallido social” en nuestra sexualidad. Junto a esto, también se hace evidente el hecho de que ciertos aspectos de nuestra “sexualidad nacional” vienen en crisis hace rato (educación, salud sexual, derechos sexuales y reproductivos, etc).
Dentro de las emociones más frecuentes que se presentan en situaciones como la que estamos viviendo, está la ansiedad, el miedo, el temor, la frustración, la rabia, la impotencia, la tristeza, la incertidumbre y la desesperanza. En este contexto, es bastante comprensible que el placer sexual quede relegado. Pero también se hace comprensible, que ocurra todo lo contrario, como un potente antídoto para los momentos difíciles.
El sexo como antídoto ante la crisis social
Para quienes se estén preguntando ¿cómo?, aquí hay algunas humildes sugerencias:
-Considerar que el sexo y el placer, pueden ser un muy buen antídoto para las emociones recién mencionadas. Aquí es importante aclarar que es mejor tener la intención de buscar placer, que evitar displacer o emociones negativas. Si pensamos en el sexo como un lugar al que visitar, te sugiero que no sea para escapar, sino para llegar (y no me refiero al orgasmo).
-El relacionarnos con otras personas y el contacto físico (no necesariamente sexual) es un anti-estrés tremendamente efectivo.
– Si lo quieres, búscalo: es poco probable que, si llegas a tu casa y te pones a ver las noticias, al mismo tiempo que sigues la contingencia nacional a través de las redes sociales, termines espontánea y mágicamente teniendo sexo y disfrutándolo.
–Evita la auto medicación: estas últimas semanas me ha tocado ver a muchos pacientes auto medicados. Junto a todos los riesgos que esto puede implicar, la mayoría de los medicamentos que les ha recomendado alguna amistad, alguien de la familia o Dr.Google, tienen efectos no deseados a nivel sexual.
-Si bien puede que el deseo no te llegue de forma espontánea y pueda ser más efectivo el generar intencionalmente las condiciones que podrían invitarlo, no lo transformes en una obligación. Ya tenemos muchas de esas y sobre todo ahora, no nos sigamos sumando más. Date permiso para sentir lo que estas sintiendo, para no andar al 100% en el 100% de las cosas (algo por lo demás imposible) y concédele ese permiso a los otros también.
Si quieres saber más sobre el tema escucha “Cómplices, Los Dos” este jueves a las 21:00 horas.
Rodrigo Jarpa es Magíster en Psicología Clínica, Doctor en Sexualidad Humana. Fundador & Docente, Academia de Psicología & Bienestar. Miembro de la American Association of Sexuality Educators, Counselors and Therapists.
Síguelo en su cuenta de Twitter: @rodrigojarpa
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