Es altamente probable que las diferencias en la libido, el deseo o el interés sexual dentro de una relación de pareja, ocurran en algún momento.
Esto es aún más probable en el contexto de una pandemia global. Estas diferencias, a veces llamadas discrepancias del deseo, pueden ser una gran fuente de tensión.
Hay muchos factores que influyen en nuestro deseo sexual y con tantas variables, puede parecer difícil saber qué hacer al respecto.
Dentro de los factores que influyen en nuestra libido están los culturales, los biológicos y hormonales, el estrés, el uso de ciertos medicamentos, la calidad de la relación, nuestra historia de aprendizajes previos, el placer/displacer asociado al sexo, la autoimagen corporal y la relación con el propio cuerpo, etc.
La discrepancia es cuando una persona quiere tener relaciones sexuales con más frecuencia que la otra y eso no está sucediendo. Una razón por la que puede ser problemática, es porque la sociedad, los medios de comunicación y la cultura occidental en general, nos llevan a creer que las parejas «felices» tienen sexo salvaje con bastante regularidad. Esto es más bien una fantasía que una descripción de la vida real.
Cuando las parejas informan una alta satisfacción sexual, esto contribuye entre un 15% a un 20% a la satisfacción general de su relación. Pero la baja satisfacción sexual de las parejas representa entre el 50% y el 70% de la satisfacción total de su relación, o la falta de ella.
Entonces ¿Qué hacer al respecto?
Hablar sobre esto
El sexo es a menudo un tema delicado, incluso tabú. La sexualidad está cargada de varias necesidades emocionales e inseguridades tácitas (incluso algunas que no admitimos ante nosotros mismos), por lo que estas conversaciones, aunque pueden ser complejas, son necesarias.
Puedes hablar sobre preferencias («Me gusta mucho cuando tú …») y mecánicas («Tómate tu tiempo cuando me estimules aquí …»). También puedes comunicarle a tu pareja el como te sientes respecto a su poco interés en el sexo; como te puedes sentir rechazad@, poco desead@ y/o insegur@. O tal vez expresarle como te sientes respecto a su deseo más alto que el tuyo; lo que te lleva a sentir presión, poco espacio para dejar que tu deseo aflore, etc.
La clave es que cada uno pueda exponer su punto de vista y luego escucharse sin criticar, culpar o enjuiciar.
La comunicación conflictiva o repetidamente improductiva en torno al sexo («tú siempre …», «tú nunca …») puede contribuir a la sensación de que los problemas no tienen solución.
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Programar tiempos y espacios
La idea aquí no es forzar ni obligar, pero si crear las condiciones en que es mas probable que puedan conectar sexualmente. Cuando las personas están exhaustas y no tienen tiempo ni espacio para conectarse, el sexo apasionado y entusiasta a menudo no está en la lista de prioridades.
Por lo tanto, identificar cuando estamos más descansado y energizados durante la semana, así como cuando podemos tener un tiempo y espacio de tranquilidad, puede aumentar las probabilidades de un momento agradable.
Programar el sexo permite que este sea un proceso de incorporación más consciente. Puede aliviar el estrés que implica para algunas personas el tener que tomar la iniciativa y nos aseguramos de darnos el tiempo necesario.
Explorar la intimidad no sexual
A menudo, el deseo de tener sexo tiene sus raíces en el deseo de contacto físico. Por otro lado, hay veces en que el mantener ese contacto de manera recurrente y no solamente dos minutos antes de meternos a la cama, puede ser un aliciente para el deseo. Esto también puede ayudar a aliviar la tensión en torno a deseos desiguales.
No patologizar
Muchas veces se tiende a patologizar o ver a la persona con menos deseo como la del problema. Entonces todo el foco se pone en que ella tenga más ganas.
Sin embargo, no se trata de que uno esté bien y el otro mal. Por lo tanto, más que buscar que se igualen los deseos, resulta más útil comprender y validar el que son personas distintas, con necesidades diferentes.
Luego de aceptar esas diferencias, se abren mas posibilidades para el cambio, la coordinación y el poder transitar juntos por el camino del medio.