Uno de los sufrimientos más grandes, por los que la mayoría de los seres humanos transitaremos al menos una vez en la vida, es cuando nos rompen el corazón.
Aunque en estricto rigor nos lo rompemos nosotros mismos. Muchas veces, ante una experiencia como esta, comenzamos a pensar mil veces en lo que ocurrió, nos sentimos culpables y despertamos cada día, con la esperanza de que hubiese sido un mal sueño. Este no es un buen escenario. Cuando entramos en este loop negativo, nuestra salud mental y física se ven afectadas
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Corazón roto: “El tiempo todo lo cura”
La clave es comenzar el “proceso de sanación” lo antes posible. En el dicho popular “el tiempo todo lo cura” hay bastante verdad. Sin embargo, también hay ciertas cosas que podemos hacer para ayudarnos en el proceso.
El ser proactivos en el dejar ir, cultivar la compasión, hacernos conscientes de lo que estamos viviendo (sin evitarlo) y mantenernos en contacto con lo que más valoramos en la vida, resulta tremendamente beneficioso en situaciones como esta.
Cuando vivimos una pérdida significativa y “se nos rompe el corazón”, se activan las mismas áreas del cerebro que cuando sentimos dolor físico. Con esto en mente, podemos comprender de mejor, por qué dejamos de funcionar normalmente cuando pasamos por algo así. Después de todo, no esperaríamos que alguien que esté con migraña o un dolor de espalda intenso, siga funcionando como si nada.
Un error frecuente, es rechazar las explicaciones y motivos de porque han querido terminar con nosotros. Si algo nos hace sufrir mucho, tendemos a pensar que algo igualmente importante lo tiene que haber causado. Entonces, si nos das explicaciones que nos parecen banales, superficiales o “inmaduras”, tendemos a rechazarlas. Pensamos que tiene que haber algo más allá y nos entrampamos buscando y buscando saber cuál es “la verdad”. Esto dificulta que podamos avanzar y perpetua el sufrimiento.
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Es muy recomendable que, para poder seguir avanzando con un corazón roto, dejemos ir no solo nuestras esperanzas y bonitos recuerdos, sino que también, todas las cosas materiales que fueron de nuestr@ ex. Por ejemplo: fotos, cartas, peluches, poleras, polerones, etc.
Como plantea el psicólogo Guy Winch, hay algunas maneras en las que nuestro cerebro nos engaña cuando tenemos el corazón roto. Estas son: pensar que nuest@ ex era la mejor y única persona, recordar solo lo lindo de la relación, creer que si le escribimos un mensajito o lo contactamos nos sentiremos mejor y pretender sentirnos mejor hablando de lo ocurrido con todos nuestros amigos.
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Si quieres saber más sobre el tema escucha “Cómplices, Los Dos” este jueves a las 21:00 horas.
Rodrigo Jarpa es Magíster en Psicología Clínica, Doctor en Sexualidad Humana. Fundador & Docente, Academia de Psicología & Bienestar. Miembro de la American Association of Sexuality Educators, Counselors and Therapists.
Síguelo en su cuenta de Twitter: @rodrigojarpa
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