Para tu cerebro -al igual que para el mío- la seguridad es fundamental. En el contexto de las relaciones de pareja, la comunicación y la conexión son vitales. Sin embargo, si no nos sentimos seguros, para nuestro será difícil comunicarse de manera efectiva y conectarse con profundidad. La buena noticia es que podemos aprender a potenciar ese tipo de conexión.
Dime como es tu lenguaje no verbal y te diré como es tu conexión
Las palabras que decimos importan, pero no tanto como nuestro lenguaje no verbal. El sistema nervioso percibe las expresiones faciales, el tono de voz y el lenguaje corporal para determinar qué tan seguros podemos sentirnos con otra persona. Medimos la calidad de la mirada de una persona y el uso (o la falta de) proximidad y el tacto para evaluar subconscientemente las señales de conexión. Cuando el sistema nervioso hace esta tarea en milisegundos y sin que nos demos ni cuenta, nos permitirá relajarnos y abrimos a la otra persona. Pero si las señales no verbales no nos hacen sentir seguros, es más difícil prestar atención a la comunicación de alguien. Puedes transmitir seguridad y protección de manera no verbal a través de tu mirada, tono, tacto y lenguaje corporal antes de entrar en el mundo de las palabras y conceptos.
Estar presentes es la materia prima. El cerebro y el sistema nervioso necesitan señales positivas de interés y aprecio para permitir mayor conexión y cercanía. En ausencia de señales positivas, el cerebro tiende a asumir lo peor como mecanismo de protección. Si la otra persona no está presente -ya sea porque está mirando su teléfono o haciendo otra actividad- es difícil que percibamos interés en nosotros o señales de seguridad.
Para enviar señales claras de interés y aprecio, necesitamos estar completamente presentes. Es decir, físicamente en nuestro lenguaje corporal, mentalmente con nuestra atención y emocionalmente en nuestra curiosidad y empatía. Esto implica centrar toda nuestra atención en el momento y en nuestra pareja. Está bien ir juntos en el auto y que el que maneje siga manejando, pero si buscamos potenciar una conexión profunda, es mejor detenerse (literal y metafóricamente) mirar a los ojos con calidez y regalarles nuestra presencia.
Así puedes mejorar tu relación amorosa
La práctica es la clave. Muchas dinámicas y comportamientos en las relaciones de pareja son automáticos, involucran la memoria muscular y se pueden volver a entrenar a través de la práctica. Por lo tanto, en lugar de simplemente hablar sobre un problema que saca chispas en tu relación, puedes visualizar en tu mente, como te gustaría que se diera esa interacción. Al hacerlo, practica mentalmente que dirías y por sobre todo, como lo dirías. Este tipo de práctica es común entre deportistas y artistas. En general se usa en actividades que requieren memoria muscular, pero rara vez son utilizadas por las parejas para mejorar sus hábitos de relación.
Por último, pero no menos importante, tú -igual que yo- necesitamos de la conexión humana. Ya sea con nuestra pareja, amistades, familia, etc. Por eso es tan importante que aprendamos a cultivarla. La pandemia de la soledad es más devastadora que la del COVID y aquí las mascarillas no sirven.
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