El concepto de bullying fue acuñado en los años 70 por el investigador noruego Dan Olweus y viene de la palabra en inglés «bull», que significa toro. En este caso, el animal con cachos pasa por sobre los demás. Algunas traducciones del término anglosajón son: acoso, hostigamiento y matonaje.
Hay cosas que como padres, madres, apoderados y educadores podemos hacer —y dejar de hacer— para tener un manejo más efectivo ante esta situación.
Antisoluciones:
- Todo lo que fomente y refuerce la posición de víctima: Es importante que los niños o adolescentes que han estado expuestos a esta situación, no se aíslen o eviten la interacción normal del día a día en el colegio. Puede que como adultos y con la mejor intención, pensemos que tal vez sería bueno que no fuera al colegio —al menos por algunos días— pero con eso estamos reforzando lo que no queremos que se mantenga.
- Decir a los niños que acusen al «toro» al profesor: Con esto se refuerza la vulnerabilidad y se expone a una situación eventualmente de mayor peligro. El «toro» al ser castigado, buscará cómo vengarse y ahora buscará un lugar mas «propicio» para hacerlo.
- Cambiarlo de colegio: Si bien esta puede ser una alternativa en casos extremos, la evidencia demuestra que si la «víctima» cambia de colegio, sin adquirir herramientas efectivas de afrontamiento, puede repetir la historia con otros personajes.
Posibles soluciones:
- Validación: Fomentar la comunicación sin minimizar o relativizar lo que nos cuenten y sin sobre-reaccionar. ¡El apoyo emocional es fundamental!
- Evitar dar consejos como «pégale un buen combo» o «no pesques»: Cuando estamos hablando de bullying verdadero, el no pescar es pescar mucho al mismo tiempo y se traduce en una evitación que debilita y victimiza.
- Hablar con el profesor a cargo: Informarle lo que está pasando desde una actitud positiva y de colaboración, sin demandar o exigir, sino más bien lograr empatía y centrarse en qué pueden hacer ustedes como adultos para solucionar la problemática.
- Trabajo en equipo: Centrarse en las soluciones, trabando en conjunto entre la familia, los otros apoderados, el colegio, los niños y no tratar al acosador como un toro u otro tipo de animal. Si hacemos esto último, es probable que responda como uno y no como un niño, con aspectos positivos igual que todos.
- Hacer algo diferente: Si los intentos de solución que han intentado de manera reiterada no están siendo efectivos, te recomiendo que busquen hacer algo radicalmente diferente. Si algo de lo que han intentado funciona, sería recomendable seguir haciendo más de lo mismo.
En el programa de esta semana seguiremos conversando sobre el tema. Escúchanos este jueves en «Cómplices, Los Dos», de 20:00 a 21:00 horas. ¡Puedes comentar con nosotros usando el hashtag #CómplicesFMDOS!
Rodrigo Jarpa es Magíster en Psicología Clínica, Doctor en Sexualidad Humana. Fundador & Docente, Academia de Psicología & Bienestar. Miembro de la American Association of Sexuality Educators, Counselors and Therapists.
Síguelo en su cuenta de Twitter: @rodrigojarpa
¿Tienes alguna duda que quieres resolver sobre este u otro tema? Deja tus preguntas para que Rodrigo Jarpa pueda seleccionar y contestarlas:
[gravityform id=»389″ title=»false» description=»false»]