Se dice que sus orígenes vienen de sectores o grupos “underground” de principios del 2000 en Inglaterra y se caracteriza por el consumo de drogas psicoactivas antes o durante la actividad sexual. Las drogas y el sexo, existen desde que el hombre es hombre y la mujer es mujer, pero hay ciertas características distintivas de lo que se conoce como Chemsex.
Esta actividad se refiere fundamentalmente al uso de drogas nuevas como mefedrona, GHB y metanfetaminas y, en menor medida, cocaína, ketamina, speed, éxtasis o MDMA. Muchas veces también se asocia al consumo de Viagra, Cialis, Levitra o similares. La mayoría de estas sustancias producen desinhibición y aumento del placer, por lo que se combinan a menudo para facilitar sexo con múltiples personas, durante sesiones que pueden durar horas o incluso días.
Esta práctica se da con mayor frecuencia entre hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH), pero no es exclusiva a ellos por lo que también se da entre hombres con mujeres, mujeres con mujeres, etc.
Las personas que lo practican, refieren niveles altísimos de placer y ahí radica en parte, el alto nivel de adicción que generan.
En Chile aun no contamos con cifras oficiales, a diferencia de Inglaterra o España donde se reconoce como un problema de salud pública. Sin embargo, es una tendencia que va al alza, sobre todo entre hombres jóvenes que organizan fiestas privadas, que pueden durar varios días.
Según datos del estudio realizado el 2015 por la Corporación Chilena de Prevención del SIDA-ACCIONGAY y el SENDA, hay conductas de riesgo asociadas al consumo de sustancias, donde las personas se exponen a sufrir agresiones y accidentes que ponen en riesgo su salud física y mental.
Algunos datos de estudios realizados en España, sugieren un promedio de, al menos, cinco parejas sexuales por sesión de Chemsex, donde el sexo sin protección es frecuente. Aunque no todo el chemsex se practique de forma desprotegida, el hecho de aumentar el número de contactos sexuales sin protección y con diferentes parejas sexuales incrementa el riesgo de contraer alguna Infección de Transmisión Sexual (ITS)
Es importante considerar que estas prácticas son realizadas por adultos y bajo pleno consentimiento de quienes participan, sin embargo es importante tomar resguardos extra y educar a la población, ya que bajo estados alterados de consciencia, es menos probable que se tomen las medidas necesarias para practicar el sexo seguro.
Las consecuencias negativas a nivel psicológico, pueden incluir desde cuadros ansiosos y depresivo, a brotes psicóticos y alteraciones severas del comportamiento.
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Rodrigo Jarpa es Magíster en Psicología Clínica, Doctor en Sexualidad Humana. Fundador & Docente, Academia de Psicología & Bienestar. Miembro de la American Association of Sexuality Educators, Counselors and Therapists.
Síguelo en su cuenta de Twitter: @rodrigojarpa
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