Las infidelidades son un fenómeno histórico y universal. Y lo más probable es que lo sigan siendo, mientras exista la especie humana en la Tierra y sigamos intentando sostener la monogamia y sus complejidades.
Se estima que, a nivel mundial, cerca del 50% de las personas han estado involucradas en una relación «extra-programática» en algún momento de su vida. La mayoría de los estudios concluye que los niveles de infidelidad van en aumento; esto, a pesar del hecho de que el 90% de las personas considera que la infidelidad es algo negativo. ¿Podemos predecirla? ¿Hay factores predisponentes? ¿Qué probabilidades hay de que tu pareja te sea infiel?
Veamos que nos dicen los hechos:
1. El poder corrompe y su falta también
Múltiples estudios coinciden en que hay una mayor incidencia de infidelidad en hombres que en mujeres. Se ha visto también que tener poder —por ejemplo, en el lugar de trabajo— es un predictor mucho más fuerte que el género y que en parte se relaciona con una mayor autoconfianza.
Otros estudios sugieren también que, en el caso de los hombres en relaciones heterosexuales, ocurre justamente lo contrario: las probabilidades de ser infiel se ven aumentadas cuando él carece de poder, se siente inferior a su pareja y/o es económicamente dependiente de ella. Se hipotetiza que al sentir amenazada su masculinidad, buscaría realizar conductas compensatorias desde su estado de inseguridad.
2. ¿Hay personalidades propensas a la infidelidad?
Las investigaciones señalan que las personas con estilos de apego inseguro tienen más dificultades lidiando con la fidelidad. Cuando la ansiedad hace dudar del amor de la pareja, buscan reafirmarse en otros. En los estilos evitativos —caracterizados por su dificultad con la cercanía— pueden buscar en un tercero, el espacio y libertad que necesitan.
Otros factores individuales asociados a infidelidad son: altos niveles de testosterona (en el caso de los hombres) y altos niveles de coeficiente intelectual (tanto en hombres como en mujeres).
3. La genética
Si bien todavía resulta controversial, se ha planteado la existencia del gen DRD4 y que personas con una de sus variaciones, tienen significativamente más probabilidades de ser infieles que las que no lo poseen.
Este gen opera mediante la liberación de dopamina (neurotransmisor ligado al placer y la motivación), el cual está asociado a la creatividad, la búsqueda de nuevas experiencias y también se le conoce como el «gen de pasión por los viajes». Los que poseen esta información genética, tienen algo más en común: muchos viajes en el cuerpo.
El que existan algunos factores asociados a la infidelidad no implica un determinismo o que algo quede tallado en una piedra. Como escuché alguna vez en un viaje: «La genética predispone, el ambiente propone y la persona decide».
En el programa de esta semana seguiremos conversando sobre el tema. Escúchanos este jueves en «Cómplices, Los Dos», de 20:00 a 21:00 horas. ¡Puedes comentar con nosotros usando el hashtag #ComplicesFMDOS!
Rodrigo Jarpa es Magíster en Psicología Clínica, Doctor en Sexualidad Humana. Fundador & Docente, Academia de Psicología & Bienestar. Miembro de la American Association of Sexuality Educators, Counselors and Therapists.
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