El jueves de la semana pasada, cerca de las 21.hrs. pedí un auto por una aplicación. A los pocos minutos del trayecto nos pusimos a conversar. Cuando le conté al conductor que soy psicólogo y que hago terapia de parejas, él comenzó a hablarme de las penurias de su relación. Me dijo que sus padres se habían separado cuando él tenía 9 años y que ellos nunca se llevaron bien. Luego expuso una elaborada teoría sobre porque él estaba repitiendo lo mismo con su mujer. Había leído muchos libros que le habían ayudado a entender su problema y sobre todo, los problemas de su pareja. Manejaba a la perfección, todo lo que no andaba bien en su relación. A pesar de esto y de los esfuerzos para comprender su problema, seguía siendo infeliz en su matrimonio.
Cuando las cosas no van bien en nuestras relaciones, lo primero que solemos hacer es tratar de descubrir el problema, analizando la relación, a nuestra pareja y a nosotros mismos.
Sin embargo, en las relaciones, tener una buena explicación de por qué las cosas no están yendo bien, por lo general no tan útil como se piensa. ¿Por qué? Porque tener una buena explicación no cambia nada por sí mismo. Hace falta hacer algo.
¿Podemos obtener resultados diferentes si no HACEMOS algo distinto? Probablemente no.
Entonces, ¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra relación?
Dejar de analizar y comenzar a actuar. Lo fundamental es convertir los problemas y objetivos en acciones. Al identificar claramente lo que sí quieres para tu relación y descubrir qué espera tu pareja, no solo puedes mejorar la relación, sino que también evitas la atribución de culpas y malentendidos.
Tú eres suficiente para cambiar el baile. Puede ser muy frustrante que tu pareja no esté dispuesta a cambiar o a hacer cosas para que mejore la relación. Afortunadamente, tú eres suficiente para cambiar aspectos de tu relación, cambiando tu parte «del baile». Puedes comenzar por pequeños gestos, detalles, volver a hacer cosas que han sido útiles en el pasado o probar haciendo algo nuevo.
Menos pasado. Más presente y futuro. Solo estamos vivos en el presente y en el futuro es donde viviremos el resto de nuestras vidas.
Las parejas suelen quedarse pegadas en dinámicas nocivas al intentar analizar el pasado, para identificar el origen de lo que no va bien y para definir de quién es la culpa. Las discusiones de las parejas a menudo se remontan a viejos errores, heridas y resentimientos. Es importante reconocer el pasado, pero luego hay que centrarse en objetivos presentes y futuros. Para esto puedes comenzar por identificar lo que no quieres que cambie de tu relación y los medios para crear un futuro mejor para ti y tu pareja.
El camino hacia una relación más plena y feliz no se encuentra en el laberinto de los análisis interminables, sino en los pasos decisivos que tomas hacia el cambio. Actúa hoy, y transforma el ‘podría ser’ en ‘es’ para construir juntos un futuro deseado.
Escrita por Rodrigo Jarpa.
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