Antes de profundizar en los mitos que rodean el concepto de virginidad, me gustaría comenzar respondiendo algunas preguntas: ¿Qué es la virginidad? Podríamos pensar que una persona virgen es aquella que nunca ha tenido sexo….pero usualmente definimos sexo o “perder la virginidad” de maneras distintas. Dado que las personas entienden el hecho de “tener sexo” de diferentes formas; lo mismo puede ocurrir con la virginidad.
Mucha gente asocia pene-dentro-de-vagina por primera vez, con perder la virginidad. Sin embargo, estaríamos dejando fuera a una cantidad importante de la población y/o excluyendo otro tipo de prácticas sexuales. En sus orígenes, el concepto de virginidad tiene relación con lo valórico y se reserva a las personas que han conservado su castidad. Es decir, la “virtud” que excluye o modera el apetito y los actos sexuales.
Finalmente, esta construcción social es una herencia del patriarcado, sobre la cual, en algún momento de la historia (no muy lejano) se usaba para clasificar y poner valor sobre mujeres que aún no habían “perdido su flor” y que podían ser vendidas/ofrecidas por su padre a un hombre que le retribuyera con bienes materiales. Las que no; junto a los nombres de animales que recibían, podían incluso llegar a ser asesinadas. La Organización Mundial de la Salud, califica este concepto como una forma dañina de discriminación de género. Alguno de los mitos más frecuentes que rodean a este concepto son los siguientes:
El himen es la prueba definitiva
La verdad es que no existe ninguna señal física que nos pueda asegurar que alguien es o no virgen (o si ha tenido algún tipo de práctica sexual o no). Bien pegadita al himen encontramos la presión -fundamentalmente hacia las mujeres- sobre si ya perdió la virginidad o si aún sigue siendo casta, pura y de himen intacto. Este último corresponde a un tejido membranoso, ubicado en el exterior de la vagina. La mayoría de las veces, tienen aberturas lo suficientemente grandes como para que pase la sangre de la menstruación. Como cualquier otra parte del cuerpo humano, esta membrana es diferente en cada persona.
Siempre duele
Si estamos pensando en términos de penetración vaginal, no siempre duele “la primera vez”. Esto dependerá de multiples factores, dentro de los cuales es importante el grado de relajo y excitación, tanto física como mental de l@s implicad@s.
Siempre sangra
La primera vez que se tiene penetración vaginal, el himen puede estirarse o abrirse, lo que puede causar sangrado. Esto no le ocurre a todas las personas. Por otro lado, hay muchas otras maneras de que el himen se abra; andando en bicicleta, a caballo, introduciendo algo en la vagina como un dedo, juguete sexual o tampón, etc.
La primera vez no hay posibilidad de embarazo
FALSO, FALSO, FALSO! En “la primera vez” si puede haber embarazo, así como transmisión de infecciones de transmisión sexual, por lo tanto, es fundamental tomar los resguardos necesarios. En dicho contexto, lo más recomendable seria el uso adecuado de preservativos.
Si quieres saber más sobre el tema escucha “Cómplices, Los Dos” este jueves a las 21:00 horas.
Rodrigo Jarpa es Magíster en Psicología Clínica, Doctor en Sexualidad Humana. Fundador & Docente, Academia de Psicología & Bienestar. Miembro de la American Association of Sexuality Educators, Counselors and Therapists.
Síguelo en su cuenta de Twitter: @rodrigojarpa
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